Iban 1-1 en sets, en plena pelea por avanzar a la tercera ronda de Roland Garros cuando, tras un saque de Del Potro, la rodilla izquierda de Almagro dijo 'basta'.

El murciano se tuvo que retirar entre lágrimas del partido, tirándose al suelo por el dolor, hecho que hizo que su rival, Juan Martín del Potro, se acercase a consolarle.

Ya en el banquillo, le puso la mano en la cabeza, dándole apoyo en un momento duro para Almagro. La pista reconoció el noble gesto y ovacionó a ambos tenistas, que dejaron su rivalidad a un lado por unos instantes ante el infortunio del tenista español.