10 segundos de máxima tensión. Es lo que dura el salto de un paracaidista en mitad de un barrio de Burgos y desde una altura de 15 pisos.

Se lanza desde 40 metros al vacío y en plena madrugada, corriendo un enorme riesgo. Si algo falla, podría impactar contra uno de los edificios que están a escasos metros.

Un peligro añadido es que su 'pista de aterrizaje' es una carretera de doble dirección. No hay gritos, ni una sola palabra cuando toca el suelo. Solo el silencio. Acaba recogiendo su paracaídas y escapando.

La Policía se encuentra buscando al autor de este temerario salto que pone los pelos de punta.