Siempre dice Fernando Alonso que las carreras son el domingo, pero qué mal se le ha puesto todo ya desde el sábado. Se le ha puesto muy, muy mal. El motivo, el sprint en Austria. Un sprint en el que no dio ni una sola vuelta por un fallo en su Alpine que hace que, para la carrera en el Red Bull Ring, salga penúltimo por delante de Valtteri Bottas.

Todo fue un desastre. Antes de la vuelta de formación, bandera amarilla. Una que provocó Alonso. Que vivieron en primera fila en Alpine. El coche de Fernando, con las mantas puestas en sus neumáticos. Los mecánicos, sin prisa. Sin la tensión de poner el monoplaza raudos en pista para poder correr.

Algo sabían. Algo intuían. Algo pensaban de que no iba a ser posible participar en el sprint austríaco. Fueron al pit lane, intentaron arrancar el coche... y a empujar. Primero parecía que era para ponerlo en la línea de boxes, pero no.

Sin sprint para Fernando

Pusieron rumbo al garaje. Pusieron rumbo al abandono. Tras cero vueltas, Alonso se quedó sin participar en esas carreras cortas que tanto le gustan. Y, lo peor, es que sale en el fondo de la parrilla para la carrera del GP de Austria.

No sale último porque Bottas tiene penalización, aunque a saber si aprovechan en Alpine para cambiar elementos del coche y también sumar puestos de sanción. Las opciones de Alonso para Austria, tras el sábado, son bastante escasas.

Una lástima, pues venía de brillar en los Libres 2 tras sufrir con el coche en la clasificación. Firmó el noveno puesto, y por la sanción a Pérez salía octavo.

Fuera antes de comenzar

Por delante, los Haas, a priori asequibles; y por detrás un Sergio Pérez que jugaba y juega en otra Liga completamente distinta.

No pudo competir contra ninguno de ellos. Antes del apagado del semáforo, antes de que diera comienzo la carrera al sprint, Fernando Alonso ya no estaba en competición.