Temporada 2012. Tras tres años nefastos en Fórmula 1 después de coronarse campeón del mundo en 2008 con McLaren en su segundo año en la categoría reina, Lewis Hamilton se veía completamente fuera de la lucha por las victorias contra Red Bull y Ferrari.

Inmerso en un mar de dudas, al británico le llegó una oferta a Mercedes en boca de Ross Brawn y Niki Lauda para que dejara el equipo de Ron Dennis.

Entonces, la marca germana se había adquirido años antes con BrawnGP, campeones del mundo en 2009, pero su evolución se había estancado por completo.

Sin embargo, estaban 'cocinando' algo bueno para la nueva 'era híbrida' y querían contar con Hamilton. La decisión no fue fácil, pero finalmente Lewis fichó por Mercedes.

Ahora, una década después de su debut con las 'flechas de plata', el heptacampeón ha recordado con una foto con Peter Bonnington, su ingeniero de pista, en el Gran Premio de Australia en 2013, cómo se fraguó su fichaje.

"Recuerdo esa primera carrera, recuerdo la decisión que tomé de unirme a este equipo y no dejé que nadie influyera en la decisión que tomé", explica.

Su padre, Anthony Hamilton, le dijo que se quedara en McLaren, lo que hubiera significado perder la oportunidad de su vida y los seis títulos del mundo que vinieron después.

"Quería hacerlo solo a partir de mi propio juicio y, ya sabes, simplemente sin influencia", ha explicado el británico.

"Conozco gente que me dijo que debería haberme quedado en McLaren, mi papá dijo que me quedara, mucha gente dijo que me quedara. Pero algo dentro de mí me dijo que esto era lo correcto para mí", ha añadido.