Nuevo circuito, viejos conocidos en el podio. Lewis Hamilton ha ganado el GP de Francia con una exhibición de temple y superioridad ante sus rivales, perdiendo su posición únicamente cuando paró en boxes.

La carrera de Paul Ricard arracó con una salida muy accidentada en la que Vettel se chocó con Bottas, toque que mandó a los dos coches a boxes e hizo sacar el Safety Car. Gasly también abandonó y Grosjean contribuyó al caos colectivo en ese comienzo de carrera.

Para uno de los españoles sí que fue bien la salida. Carlos Sainz escaló hasta la tercera plaza, una posición que, cuando se relanzó la carrera, tardó poco en perder dada la superioridad de los monoplazas que llevaba detrás. Su triunfo habría sido acabar el primero de los pilotos de la otra liga, algo que tenía en la palma de la mano si el motor no le hubiese fallado en las últimas vueltas.

Otra historia fue para Fernando Alonso, que se salió de pista tras un encontronazo con Sebastian Vettel y fue en la parte de atrás la mayor parte de la carrera. Además, expresó su disconformidad con los neumáticos en los frenos en la casa de Renault.

El resto de la carrera fue un juego de paradas y estrategias, con todos pendientes de un cielo que no descargó lluvia en ningún momento. Verstappen fue el que acabó detrás del británico, con Raikkonen siendo el mejor de los Ferrari, que acabó tercero.