No era muy complicado, pero el Ferrari ha mejorado notablemente con respecto a 2020. ¿La prueba? El GP de Baréin, donde en clasificación lograron meter a dos coches en Q3 de Baréin tras 13 carreras para luego sumar valiosos y jugosos puntos el domingo. Lo mejor, las sensaciones tanto de Charles Leclerc como de, sobre todo, Carlos Sainz.
Quizá el madrileño fuese octavo. Quizá quedase por detrás de su compañero de equipo. Pero lo que no ofrece lugar a dudas es la actuación que realizó en la pista. Tras perder posición con Alonso y con Stroll, y con una estrategia más que arriesgada de aguantar en pista lo máximo posible, al final de la prueba de Baréin quedó claro que coche hay. Y que ritmo también.
Porque no restaban apenas vueltas para el final cuando Sainz entró en boxes para poner duros. A pesar de todo, y de que volvió a pista noveno, no tardó nada en adelantar al supuestamente todopoderosos Aston Martin Mercedes de Lance Stroll. En ese momento, a por Daniel Ricciardo.
Y no, el australiano no lleva el Renault del pasado año. Lleva un McLaren que, por otra parte, tampoco es el mismo de 2020 a pesar de seguir siendo naranja. Ahora tiene a Mercedes en su interior, y eso es sinónimo de velocidad.
A pesar de eso, y de que estaba a unos 7 segundos cuando quedaban seis giros para el final, Sainz llegó a la última vuelta con DRS y con el oceánico a tiro. Otra vuelta más y le supera en la pista.
Sin duda hay coche. Sin duda en Maranello han hecho un gran trabajo. Y sin duda sí, esta temporada, si hay alguna carrera 'confusa', debería poder haber podio. Lo que hubo en Baréin, además, fue ver a Sainz marcando la sexta vuelta rápida de carrera con un 1:34.630.
La igualdad entre Ferrari y McLaren está ahí, con Mercedes y Red Bull teniendo más ritmo que el resto. Hay Mundial de sobra para ver un podio de Carlos Sainz vestido de rojo.Si lo hizo de naranja,por qué no con el 'cavalino' como escudo.
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