Lo consiguió ante un equipo con casi nada en juego en este partido pero que fue capaz de imponerse en algunas fases del choque, aunque no pudo reaccionar tras el tercer tanto de los valencianistas mediado el segundo periodo.
En la primera mitad, el Alavés fue de más a menos y el Valencia de menos a más, mientras que en el segundo periodo, con ventaja en el marcador para los locales pero el juego nivelado, los valencianistas hicieron el tercer gol y el equipo vasco ya no pudo contrarrestarlo.
El Alavés había entrado mejor que el Valencia en el encuentro, no solo por el gol logrado por Ximo Navarro de cabeza a la salida de un córner antes del cuarto de hora de juego, sino por la forma en la que sacaba el balón de atrás y desconcertaba al equipo valenciano, que no encontraba la forma de imponer su ley.
Poco a poco, el equipo vasco dejó de estar cómodo, ya que el Valencia, dirigido por Parejo, empezó a adueñarse del centro del campo y a penetrar sobre todo por la izquierda, gracias a la profundidad de Gayà, aunque sus ataques no iban acompañados de peligro.
Sin embargo, el Valencia ya se había convertido en protagonista del choque cuando llegó el gol de Carlos Soler al aprovechar una cesión corta de Duarte a Pacheco a la media hora de juego, que estuvo acompañado cinco minutos después del 2-1 marcado por Mina también a la salida de un córner.
El choque cobró emoción en el tramo previo al descanso, ya que Rolán (m.38) pudo empatar en un tiro cruzado y Rodrigo envió alta una ocasión para hacer el 3-1 poco después. La desventaja en el marcador obligó al Alavés a plantear una segunda mitad ofensiva en pos del empate.
De entrada, consiguió meter al Valencia en su área con varias aproximaciones de peligro, a las que los locales trataban de dar réplica a base de velocidad al contragolpe.
El partido ganó en emoción, pero perdió en calidad. Ninguno de los dos equipos se hacía con la pelota, había muchos rechaces y balones divididos que acababan sin dueño y aunque el partido era de alternativas, se llegaba poco a las áreas.
Como consecuencia de una de esas alternativas llegó el 3-1 en un magnífico centro de Gayà que cabeceó el recién incorporado Gameiro, que poco después protagonizó varias acciones de peligro.
El tanto hizo que el Alavés perdiera fuelle y que el Valencia buscara con tranquilidad los espacios y, sobre todo, tratara de imponer un ritmo lento al encuentro sin cerrarse a sorprender a la contra.
El encuentro no ofreció hasta el final más que un dominio territorial de los visitantes, con un Valencia que no encontró el camino a la contra y que, pendiente del partido del Camp Nou, llegó al final del choque.