El público llegó al teatro equipado con cojines, mochilas y petates. Estaban a punto de ver una obra que dura 24 horas, por eso llevan de todo.

Cualquier preparación es poca para ver el provocador espectáculo del belga Jan Fabre, una representación culto a las tragedias griegas y convertida en bacanal dionisíaca durante 24 horas.

"La gente está 24 horas. Lloran, sienten amor, aclaman, bailan y al final suelen aplaudir durante 40 minutos", explica Jan Fabre, director de 'Mount Olympus'.

Hay sexo explícito y música. Una mezcla de tradición y modernidad convertida en fiesta del teatro que incluye hasta su 'pulserita festivalera', para poder salir y entrar.

El teatro ha habilitado una sala dormitorio y otra de descanso para quien no aguante toda la obra. Encima de las tablas los actores lo tienen más difícil, sólo hay una pausa de media hora y tienen que dormir en el backstage o en turnos de descanso sobre el mismo escenario.

"Creo que es el único momento en el que dormimos porque cuando intentas dormir en el backstage tu mente no está relajada del todo", comenta Ivana Jozic, actriz de 'Mount Olympus'.

Relajarse y disfrutar de este experimento teatral es el objetivo de los 850 espectadores que han llenado la sala. Un éxito rotundo para una obra que dura un día entero.