Cientos de personas se han despedido este viernes del del corresponsal de guerra y escritor Ramón Lobo, que ha sido incinerado en el cementerio de la Almudena en Madrid. Y lo han hecho como él quería: con un funeral 'divertido' que ha servido de homenaje a personalidades que él admiraba, como Carmen de Burgos, Pérez Galdós, Pío Baroja o Almudena Grandes. Sus amigos y lectores, dirigidos por la periodista Nieves Concostrina, han recorrido el cementerio civil con rosas y claveles entre las manos en una "procesión muy laica" -ha comentado la también escritora- en la que han dejado flores en las tumbas de los personajes que él siguió.
Mientras, Concostrina relataba historias y anécdotas frente a sus lápidas. Lobo, fallecido en Madrid el miércoles pasado a los 68 años, lo dejó todo pensado: "Espero que haya quedado claro el plan del crematorio de la Almudena, cuando toque, y la procesión muy laica al mando de Nieves Concostrina al cementerio civil para llenarlo de flores. Hay que guardar algunas para Pérez Galdós y las Trece Rosas. Sobreviviremos al 23J. Gracias por estar", escribió el reportero el 25 de junio en un mensaje en la red social Twitter.
Él también dijo que quería un funeral 'divertido' y, aunque la despedida ha tenido el dolor inevitable de quien pierde a un maestro y a un amigo, el humor de Concostrina en las historias que contaba no han podido más que despertar varias carcajadas. El director del programa “A vivir que son dos días” de la Cadena Ser, Javier del Pino; el fotoperiodista Gervasio Sánchez; el director de Infolibre, Jesús Maraña; el periodista de TVE Jesús Álvarez o el corresponsal de RNE Fran Sevilla han sido algunos de los compañeros de profesión que han acudido a la despedida.
También se han acercado representantes del mundo de la cultura, como el actor Juan Diego Botto, y de la política, como la portavoz de Más Madrid, Mónica García. Tal y como han recordado este viernes sus más allegados durante el recorrido por el cementerio, Ramón Lobo fue un periodista con una mirada honesta, que no temía a la verdad y contaba el sinsentido de las guerras -Irak, Afganistán, Líbano, Sierra Leona, Congo o Ruanda, entre otras- con humanidad y desgarro.
Sus compañeros lo han querido homenajear en un recorrido de algo más algo más de dos horas, un homenaje que ha concluido frente al memorial a las Trece Rosas, que fueron fusiladas la madrugada del cinco de agosto de 1939. Lobo, según se ha comentado durante el homenaje, tenía miedo de que a su entierro no fuera apenas nadie porque sería en agosto “y todo el mundo estaría de vacaciones”, pero esto no ha ocurrido porque ha estado arropado por el cariño, el amor y la admiración de cientos de personas.
Con la misma dignidad con la que vivió su vida y ejerció siempre su profesión -terminó de escribir su último libro días antes de fallecer-, el periodista dejó a los oyentes de “A vivir que son dos días“ una lección de vida y muerte hace poco más de un mes. "La vida -decía Lobo- no tiene nada que ver con el número de años que vives, sino con la forma en la que los vives. La muerte no es un problema si has vivido antes".
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