Un montaje de Macaulay
Culkin con la camiseta puesta fue el que hizo que agotaran todas las unidades y
que a Loli una de las dueñas del bar, le lluevan las llamadas de interesados en
la prenda.
Aunque conocen a uno de
los diseñadores, nadie les había llamado para contarles que iban a usar en
nombre de su bar, ni el precio, 55 euros, una de las cosas que más preocupa a
la dueña. Por eso Loli se ha planteado una alternativa a esta polémica: hacer
sus propias camisetas pero regalárselas a los clientes.