Kevin Spacey, abordó este lunes la séptima jornada del proceso en el que Anthony Rapp, de 50 años, lo acusa de agredirlo sexualmente en una fiesta en 1986, cuando tenía 14 años, y reclama 40 millones de dólares por los daños psicológicos supuestamente derivados del incidente. Así, una vez más, el actor estadounidense negó haber intentado seducir y tocar con intención sexual. Además, desde el estrado neoyorquino, se sinceró sobre su dura infancia.

Al inicio de esta sesión, los abogados del ganador del Oscar pidieron desestimar el caso y el juez Lewis Kaplan accedió a retirar un cargo, explicando que el supuesto daño emocional intencionado del que Rapp acusa a Spacey es una alegación incluida en el cargo de agresión. Acto seguido, Spacey subió al estrado para negar que hubiera intentado seducir y tocar con intención sexual a Rapp en aquella fiesta de 1986, como el denunciante relató, y también otra acusación de agresión de un testigo invitado hace unos días por los letrados de Rapp, Andrew Holzman.

El protagonista de "American Beauty", que siempre ha sido muy celoso de su vida privada y solo reveló que era homosexual en una declaración pública de disculpa después de que Rapp lo acusara públicamente en 2017, aseguró entre lágrimas este lunes que se arrepentía de sus palabras, según recoge USA Today.

Según recoge el citado diario, en aquella época, Spacey dijo en Twitter que no recordaba el encuentro con Rapp, y agregó: "Pero si me comporté como él describe, le debo la más sincera disculpa por lo que habría sido un comportamiento borracho profundamente inapropiado, y lamento los sentimientos que describe haber llevado consigo todos estos años". Así, este lunes defendió que esas declaraciones eran fruto de la presión que fría por parte de sus publicistas en pleno movimiento #MeToo. "Me estaban alentando a disculparme y he aprendido una lección, que es nunca disculparte por algo que no hiciste. Lamento mi declaración entera", dijo.

Asimismo, dio detalles sobre su familia y describió a su padre como un "supremacista blanco y un neonazi" que no aceptaba su orientación sexual, lo que fue clave en el carácter reservado del actor y en su "odio hacia el fanatismo y la intolerancia".

El denunciante, conocido por su papel en la serie "Star Trek: Discovery", acusó públicamente a Spacey en 2017, en pleno estallido del movimiento MeToo, en el que centenares de mujeres comenzaron a hacer público lo que durante décadas fue un secreto a voces en la industria del entretenimiento: la cultura del acoso. Su caso evidencia que el #MeToo también salpicó al colectivo LGTBQ y fue más allá del mundo del espectáculo.

De hecho, fue esta denuncia la que provocó que Kevin Spacey saliese del reparto de la serie que protagonizaba, "House of Cards". Y no solo eso: el acusado tendrá que pagar 31 millones de dólares de indemnización a la productora de la serie por su supuesta conducta sexual inapropiada. Un comportamiento que generó, según la resolución alcanzada en un proceso de arbitraje y ahora ratificada por un tribunal estadounidense, importantes perjuicios para la producción.