Hace seis años, Julia encontró una cámara vieja por casa y no se lo pensó. A Teo le picó la curiosidad tras ver las fotos de una amiga. Y, para Paulo, el momento clave fue la pandemia. Parece mentira, pero, en plena era digital, cada vez hay más jóvenes que huyen de la inmediatez y se refugian en lo analógico.

Muchos jóvenes han abandonado el smartphone para dedicarse a la fotografía y apuestan por las cámaras analógicas que se pueden adquirir en el mercado desde 15 euros. Las cifras hablan por sí solas: el año en el que salieron al mercado las cámaras instantáneas se vendieron cinco millones en todo el mundo. En 2012 quebró la mítica Kodak, el gigante fotográfico, y el sector tocó fondo un año después.

Pero fue a partir de 2013 cuando comenzó a recuperarse y, desde entonces, el número de aficionados a la fotografía analógica no ha dejado de crecer. Porque, en plena era digital y de la inmediatez, los jóvenes prefieren la incertidumbre del resultado y el disfrute de todo el proceso.