Con una armada de bailarinas negras y un grito a favor de la igualdad de género y del fin de la violencia racial, una Beyoncé política y reivindicativa revolucionó las palpitaciones del publico de Londres, donde presentó esta noche su nuevo álbum "Lemonade". Reino Unido es la primera parada europea de su gira "Formation World Tour", con la que la diva estadounidense de 34 años desafiará los decibelios del Estadi Olímpic de Barcelona el 3 de agosto.

Tras agotar las entradas en diez minutos, los devotos y entregados fans, que se concentraron en el estadio de Wembley -con capacidad para 90.000 personas- cantaron junto a la todopoderosa artista los temas de su sexto disco, en los que se descubre como una mujer traicionada y menospreciada por la supuesta infidelidad de su marido.

Ni un varón y ni una persona blanca la acompañó en escena, lo que supone una declaración de intenciones de una mujer imparable, que abrió el espectáculo con "Formation", un tema con el que critica el abuso policial de Estados Unidos sobre la comunidad negra.

Con un ejército de féminas con sombreros de ala ancha y enfundadas en corpiños y botas altas negras, Beyoncé tomó Wembley con unas pantallas descomunales en las que se superponían palabras como "la jefa" e imágenes de la cantante de adolescente y con su marido Jay-Z y su hija Blue Ivy.

Con más de 17 millones de copias vendidas en todo el mundo, homenajeó al difunto Prince al incluir un fragmento de la mítica "Purple Rain" en su concierto, en el que hizo una defensa de la libertad y los derechos de las mujeres: "¿Hay alguna reina por aquí?", alentó a la audiencia. El resultado de su demanda fue un público que enloqueció con los primeros acordes de la coreografiada "Who Run The World" y que rapeó "Flawless", canción con la que defiende el feminismo; la igualdad de la mujer en el ámbito social, político y económico.

Beyoncé recuperó los temas clave de su discografía para celebrar el empoderamiento y la libertad de la mujer para expresar y sentir su sexualidad como quiera. Así, en "Drunk in Love" un juego de luces violetas, rojas y azules la difuminó con las pantallas que la envolvían, en "Rocket" realizó un ejercicio erótico en un banco con motivos de la Grecia clásica y desplegó toda su sensualidad en "Partition".