La vacuna de AstraZeneca, que ayer anunció una efectividad esperanzadora en la lucha contra el coronavirus, no está fabricada con células de fetos abortados, tal y como afirma un vídeo que se ha hecho viral en redes sociales y que ha desmentido Newtral.es.
“Esta vacuna COVID-19 que todos dicen que va a salvar al mundo contiene lo que definitivamente es el tejido pulmonar de un feto abortado varón y caucásico de 14 semanas”, apunta el citado vídeo, que inicialmente se difundió en inglés pero que en las últimas semanas se ha traducido al español.
Sin embargo, tal y como ha confirmado Newtral, eso es falso. Sí es cierto que algunos tratamientos que se pueden utilizar contra el COVID-19 pueden haberse desarrollado en células creadas en laboratorio de fetos concretos de hace décadas, pero no se utilizan los embriones propiamente dichos. Es decir, el tejido empleado es de origen humano remoto.
En el vídeo también relacionan la vacuna con el término MRC-5, que seguidamente busca en la Wikipedia y que arroja lo siguiente: “MRC-5 es una línea de cultivo de células desarrollado originalmente a partir del tejido pulmonar de un feto varón caucásico abortado de 14 semanas de edad”, por lo que llega a la conclusión que esas son las células empleadas.
Como informa Newtral, este tejido celular procede de un feto abortado en la semana catorce por causas médicas en 1966, aunque la farmacéutica ha desmentido haber utilizado este material genético.
Desde la Universidad de Oxford aclaran que no se han utilizado células MRC-5, pero sí se han utilizado tejidos celulares HEK-293, clonados de "células originales que fueron tomadas del riñón de un feto" abortado legalmente en Alemania en 1973.
En el caso concreto de la vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19 se ha utilizado adenovirus de chimpancé que se ha probado en líneas celulares humanas, que no forman parte de los ingredientes.
"Rotundamente no" responde a EFE Jaime Pérez, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología (AEV), a la pregunta de si una vacuna puede llevar tejidos de fetos humanos.
Lo que ocurrió en realidad, según expone, es que el adenovirus de chimpancé "se inoculó en las líneas celulares humanas MRC-5 y A549" con el fin de probar sus resultados, sin que después estas hayan sido integradas como componentes de la vacuna.
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