Una avería en el baño es una faena que tiene por solución una búsqueda rápida en internet. Pero a 400 kilómetros de la tierra no hay fontaneros de guardia. Los habitantes de la Estación Espacial Internacional, más conocida como ISS, han tenido que hacer frente a este problema. Ellos usan un retrete especial, toda una obra de ingeniería que ha costado 19 millones de euros. Para las aguas mayores, utilizan bolsas que se arrojan al espacio para que se desintegren.

Una manguera absorbe la orina y la envía a una máquina que la convierte en agua potable. Ahí es donde se ha producido la avería, con una fuga de 10 litros de agua. ¿Y qué se hace cuando tienes un baño que no funciona? Recurrir al de tu vecino. Hasta que han conseguido repararla, los americanos han estado utilizando el baño de los rusos.

Desde que comenzó la construcción de la ISS en 1999, las agencias espaciales han tenido que enfrentarse a todo tipo de daños. El pasado septiembre, se encontraron con un orificio de dos milímetros en el módulo orbital de una de las dos naves Soyuz, propiedad de los rusos. Esto produjo una fuga de aire que obligó a los controladores de vuelo de Moscú a aumentar la atmósfera utilizando el suministro de oxígeno.

Finalmente, consiguieron taparlo con una toallita empapada en una especie de resina, pero dejó alguna ceja levantada entre la tripulación. ¿Qué había provocado el agujero? Se ha barajado la hipótesis de que fuese un error de fábrica, pero el astronauta Sergei Prokopyev cree que fue obra de alguna mano enemiga. Después de inspeccionarlo, concluyó que fue perforado desde el interior. De momento, aunque el agujero ya esté cerrado, el caso aún no lo está.

Hasta 16 países conviven en un inmenso satélite que ha costado más de 160.000 millones de euros. La inversión cuenta con una caja de herramientas de última generación, que vienen bastante bien para este tipo de situaciones. No obstante, a veces hay que echar mano del ingenio. Eso tuvieron que hacer la estadounidense Sunita Williams y el japonés Akihiko Hoshide para reparar una avería eléctrica que se encontraba fuera de la nave.

Para lograr sujetar un conmutador de energía eléctrica, idearon una herramienta con un cepillo de dientes. La reparación llevó 15 horas de trabajo que convirtieron a Sunita Williams en la mujer con más horas fuera de una nave espacial. Así que la próxima vez que se nos estropee algo en casa, menos resoplar y más agradecer; por lo menos, aquí tenemos gravedad.