Diez lonchas de queso para explicar las medidas de seguridad necesarias con las que hacer frente al coronavirus. Con esta sencilla ilustración, el virólogo Ian Mackay explicaba qué debemos hacer para frenar los contagios a través del modelo del queso suizo. La metáfora es una manera muy práctica de comprender cómo actuar tanto ciudadanos como autoridades pero, ¿lo hemos cumplido en estos meses de pandemia?
Para empezar, explica el virólogo de la Universidad de Queensland (Australia), hay que tener en cuenta que ninguna de las medidas por sí solas será eficiente. De ahí la metáfora con el queso suizo: cada una de ellas tiene agujeros por los que el virus se puede colar, y la única manera de frenarlo es combinarlos todos. Si alguna todavía no la estamos aplicando, convendrá tenerla en cuenta ante la cercanía de las Navidades.
La ilustración, que adapta el conocido modelo del profesor británico James Reason sobre análisis de riesgos pero aplicado a la pandemia, divide las capas de protección entre las responsabilidades personales y sociales, como podemos ver debajo en una versión traducida al español.
Responsabilidad personal
Las cinco medidas clave que debemos asumir como nuestra responsabilidad individual son:
1. La distancia física, y el confinamiento en casa en caso de estar infectado;
2. Uso de mascarilla
3. Higiene de manos y taparse boca al toser
4. Evitar tocarse la cara
5. Limitar al máximo el tiempo que pasamos en sitios concurridos
Si estamos cumpliendo como ciudadanía con las recomendaciones es algo difícil de valorar, ya que no se registran datos de todos estos aspectos. Pero se debería hacer, y de hecho una de las grandes tareas pendientes en la gestión de la pandemia ha sido la evaluación de todas estas medidas, según estima el especialista en Salud Pública Joan Caylà.
¿Por qué no se ha hecho? Por un lado, apunta el que fue responsable del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, "el sistema se ha quedado desbordado", pero también "ha faltado priorizar la evaluación". Con mejor seguimiento, se habría visto más rápidamente, explica este experto, que había que hacer estudios de contacto.
De hecho, y este punto hila con el siguiente bloque de medidas, el sistema de rastreos ha fallado, y según Caylá se deberían haber registrado aspectos como cuántos convivientes tenía la persona infectada o si ha respetado la cuarentena.
En cualquier caso, apunta, si la población está fallando en algo, la administración debería apoyarse en otra estrategia para "integrar mejor los mensajes", o incluir a otros profesionales "que no se han tenido en cuenta", en referencia al sector de la psicología. Se refiere sobre todo a centrar el mensaje en concienciar a los más jóvenes. Y en este sentido, algunos pasos se han dado, aunque llegaran tarde: el Ministerio de Sanidad se creó en septiembre una cuenta en Tik Tok, la red social de moda entre jóvenes y adolescentes. La Comunidad de Madrid lo hizo en octubre.
Y en lo global: ¿en qué fallamos?
Las medidas de protección individual por sí solas no son suficientes si no se añaden de otras que competen a las administraciones públicas e incluso también al sector privado. Por eso, Mackay añade otras cinco recomendaciones más de carácter general o compartido, que son:
6. Realizar pruebas de detección y rastreo de contactos con rapidez
7. Ventilación, filtración de aire, o eventos al aire libre.
8. Información del Gobierno y apoyo financiero.
9. Cuarentenas y aislamiento
10. Vacunas
En estos puntos es donde más quedan agujeros por tapar. Por ejemplo, en cuanto al rastreo de contactos, Andrea Burón, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), considera que "no estamos rastreando bien, en muchas ocasiones no se sabe de dónde proviene el contacto".
Aunque matiza que depende de la comunidad autónoma, y que desde el verano se ha mejorado "algo", estima que es un punto que hay que mejorar tanto en atención primaria como en otros sistemas de vigilancia creados. En parte, explica, se trata de "inversión en recursos humanos", que tiene que ver con el punto 8 del modelo de Mackay.
Y no solo en lo que concierne a la inversión, Burón insiste en que cabe mejorar la información ofrecida al ciudadano, pero en los dos sentidos: "Se debería tener más en cuenta a la población para conocer su punto de vista, hacerlos más partícipes y autónomos", una manera, asegura, de garantizar que tienen "la información suficiente" y poder así tomar mejores decisiones.
En su opinión, se trata de "ayudar a las personas a tomar esas decisiones más difíciles", y no solo crear un número de información y unas recomendaciones generales.
Se debería hacer más partícipe a la población en las decisiones, se implicarían más
El apoyo financiero también ha sido un fleco mejorable en la gestión de la pandemia. En la segunda ola hemos visto cómo laatención primaria sufría un desbordamiento en las comunidades con mayor incidencia. Para Caylà, el fallo estuvo en el principio de verano, cuando había que invertir en personal, y luego vino la segunda ola y "todo se fue complicando".
Y no solo en la Sanidad. Por ejemplo, el caso de la Comunidad de Madrid con los refuerzos en Educación. En estos momentos corre peligro todavía larenovación de los 1.117 profesores de refuerzoque contrató la Consejería para poder seguir las recomendaciones de Sanidad y reducir el número de alumnos por aula. Los contratos cumplen el próximo 22 de diciembre, y aunque la Asamblea de Madrid votó a favor de la renovación (con la abstención del Partido Popular), el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no parece dispuesto a acometerlo.
En relación con las vacunas, la portavoz de SESPAS valora como importante la transparencia en todos los aspectos, incluidos "los procesos de compra", y pide que se explique lo suficiente si se retrasa o si hay cambio de estrategia.
Las vacunas es el gran capítulo pendiente de todas las medidas contempladas en el modelo, aunque las últimas novedades indican que puede que tengamos las primeras dosis "en menos de un mes", según las últimas palabras del ministro Salvador Illa, quien ha asegurado también que estas "dispondrán de las mismas garantías de seguridad que el resto de vacunas".
No obstante, y como atesora el modelo, Caylà insiste en que la vacuna es solo un medio más de protección: aunque llegue pronto, todavía quedan algunos meses de convivencia con el virus, por lo que habrá que seguir manteniendo todas las recomendaciones de prevención.
¿Caben más lonchas en este modelo?
El modelo adaptado de Mckay ha ido evolucionando: partió de ocho recomendaciones en una primera versión, a la que luego añadió otras dos en una actualización posterior (no tocarse la cara y evitar aglomeraciones). En este sentido, Burón aporta como una capa que añadir la participación de la sociedad en las decisiones, incluyendo a las plataformas sociales, como una forma de "implicar a la población que redundaría en una mejor aceptación y cumplimiento de las medidas".
Otro punto más que incluiría Burón en la estrategia de protección, y en el que coincide la opinión de Joan Caylà, es una necesaria mejora en la evaluación de las medidas adoptadas y el impacto de cada una de ellas. De esta forma, afirman, sabríamos mejor qué medidas tomar y cuáles compensan más en cada territorio.
Tras meses de convivencia con la COVID-19, ya sabemos que toda medida de prevención es poca, y en estos días cercanos a las fiestas navideñas más todavía. Por eso, en laSexta preguntamos a los que más saben sobre la pandemiacómo van a pasar las Navidadesy nos contaron las medidas de seguridad que tomarán en sus encuentros familiares.
Además de la distancia y la ventilación de interiores, un84% afirmó que evitarán los platos compartidos en las cenas y comidas de los días clave. En el país de las tapas, no resulta tan obvio recordar este detalle; al fin y al cabo, puede ser un agujero más que evitar en nuestra metáfora del queso suizo.
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