La Luna es 'mayor' de lo que creíamos. Así lo sugiere el análisis de cristales lunares traídos en 1972, publicado en 'Geochemical Perspectives Letters', que desvela que el satélite tiene 40 millones de años más de lo estimado: al menos 4.460 millones de años.

Cuando nuestro sistema solar aún era joven y la Tierra estaba creciendo, un objeto gigante del tamaño de Marte se estrelló contra nuestro planeta: el trozo más grande que se desprendió formó la Luna. Sin embargo, exactamente cuándo ocurrió esto sigue siendo un misterio. En este sentido, el autor principal del estudio, Philipp Heck, explica que "estos cristales son los sólidos más antiguos conocidos que se formaron después del impacto", por lo que "la edad de estos cristales sirve como ancla para la cronología lunar".

La muestra de polvo lunar utilizada en su análisis la trajeron los astronautas del Apolo 17 en la última misión tripulada a la Luna en 1972. Este polvo contiene pequeños cristales que se formaron hace miles de millones de años que, a su vez, son una señal reveladora de cuándo podría haberse formado la Luna.

En el momento del choque que formó la Luna, la energía del impacto derritió la roca que acabaría convirtiéndose en la superficie lunar. "Cuando la superficie se fundía de esta manera, los cristales de circón no podían formarse ni sobrevivir. Por lo tanto, cualquier cristal en la superficie de la luna debe haberse formado después de que este océano de magma lunar se enfrió", sostiene Heck.

Cómo determinar la edad de los cristales lunares

Puesto que los cristales debieron formarse una vez enfriado el magma, determinar la edad de los cristales de circón revelaría la edad mínima posible de la Luna. Aunque un estudio anterior del coautor Bidong Zhang ya sugirió esta edad, este análisis más reciente marca el primer uso de un método analítico llamado tomografía con sonda atómica que "determina" la edad del cristal lunar más antiguo conocido.

"En la tomografía con sonda atómica, comenzamos afilando un trozo de muestra lunar hasta darle una punta muy afilada, utilizando un microscopio de haz de iones enfocado, casi como un sacapuntas muy elegante", explica la coautora Jennika Greer. "Luego, utilizamos láseres ultravioleta para evaporar átomos de la superficie de esa punta. Los átomos viajan a través de un espectrómetro de masas, y la rapidez con la que se mueven nos dice cómo de pesados son, lo que a su vez nos dice de qué están hechos".

Este análisis átomo por átomo, realizado con instrumentos de la Universidad Northwestern, mostró cuántos átomos dentro de los cristales de circón habían sufrido desintegración radiactiva. Cuando un átomo tiene una configuración inestable de protones y neutrones en su núcleo, sufre desintegración, perdiendo algunos protones y neutrones y transformándose en otros elementos. Los científicos han establecido cuánto tiempo tarda en ocurrir este proceso y, al observar la proporción de diferentes isótopos presentes en una muestra, pueden saber cuántos años tiene.

"La datación radiométrica funciona un poco como un reloj de arena", dice Heck. "En un reloj de arena, la arena fluye de un bulbo de vidrio a otro, y el paso del tiempo se indica por la acumulación de arena en el bulbo inferior. La datación radiométrica funciona de manera similar contando el número de átomos padres y el número de átomos hijos que han transformado. "El paso del tiempo se puede calcular porque se conoce la tasa de transformación", añade.

La proporción de isótopos de plomo que encontraron los investigadores indicó que la muestra tenía aproximadamente 4.460 millones de años. Por lo tanto, la Luna tiene que tener al menos esa edad.

La importancia de la edad de nuestro satélite

"Es sorprendente poder tener pruebas de que la roca que estás sosteniendo es la parte más antigua de la luna que hemos encontrado hasta ahora. Es un punto de anclaje para tantas preguntas sobre la Tierra. Cuando sabes qué edad tiene algo, podemos comprender mejor lo que le ha sucedido a lo largo de su historia", afirma Greer.

Es importante saber cuándo se formó la Luna, dice Heck, porque "la Luna es un socio importante en nuestro sistema planetario: estabiliza el eje de rotación de la Tierra, es la razón por la que el día tiene 24 horas y es la razón por la que tenemos mareas. Sin la Luna, la vida en la Tierra sería diferente. Es una parte de nuestro sistema natural que queremos comprender mejor, y nuestro estudio proporciona una pequeña pieza del rompecabezas en ese panorama completo".