Greenpeace ha alertado sobre el riesgo de la reaparición de enfermedades infecciosas por el cambio climático. Ha señalado el ejemplo de la Península de Yamal, en la región de Siberia, donde las altas temperaturas del verano han provocado un brote de ántrax, que ha matado a un niño y ha obligado a hospitalizar a cerca de una veintena de personas, y evacuar a las familias de la etnia Nénet, para evitar más contagios.

El brote infeccioso se debe a que miles de cadáveres que quedaron enterrados en la tundra rusa durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941, han salido a la superficie debido a la destrucción de la misma por las altas temperaturas.

La bacteria que causa el ántrax, que había permanecido conservada en los cuerpos sin vida de las víctimas de la última epidemia conocida en la zona, ha salido a la superficie junto con los restos de los animales muertos provocando un foco de infección.

A juicio de Greenpeace, lo ocurrido en Siberia convierte a los Nénets en una comunidad indígena "víctima directa del cambio climático" que, a juicio de los ecologistas, es el responsable de las altas temperaturas en Rusia y de la destrucción del permafrost en la zona.

De hecho, el responsable de Energía de Greenpeace en Rusia, Vladimir Chuprov, ha hecho hincapié en que el brote de enfermedades infecciosas será "uno de los efectos del cambio climático", mientras que, en tanto las temperaturas se conservaban estables, la congelación perpetua de algunas regiones "tenía enterrados los cadáveres de animales que habían muerto por brotes sucedidos decenas de años atrás".

"A causa del calentamiento global, la congelación perpetua se ha derretido y los cadáveres han emergido, por lo que la infección se está extendiendo otra vez", han subrayado los ecologistas.

Greenpeace ha recordado que la superficie de la Tierra congelada representa en torno al 25% del área del planeta, que conserva, además de agua, "grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano" que, en caso de derretirse, contribuirían a agravar el incremento de las temperaturas.