El 11 de abril de 2019 la nave espacial Beresheet se estrelló contra la superficie lunar mientras aterrizaba. Segundos antes, había perdido contacto con el centro de control de la Israel Aerospace Industries (IAI), entidad que monitorizaba el alunizaje de la sonda sobre el Mar de la Serenidad, en la cara visible del satélite.

En su interior viajaba la primera 'biblioteca lunar', un archivo del tamaño de un DVD que contenía millones de páginas de información, decenas de muestras de ADN y miles de 'ositos de agua' (tardígrados), unos animales microscópicos capaces de sobrevivir en casi cualquier ambiente. La idea era empezar en la Luna una especie de 'arca de Noé' que contuviese todo el conocimiento humano, así como muestras de ADN de todas las especies conocidas.

Tras estrellarse la nave, la principal preocupación era si este archivo, minuciosamente elaborado, había sobrevivido el impacto. Su creador, Nova Spivack, cofundador de The Arch Mission Foundation, ha explicado a 'Wired' que considera muy probable que haya resultado intacto gracias a que incluyeron muestras de ADN y tardígrados cubiertos en resina. Esta fue una elección tomada solo un par de semanas antes del lanzamiento de la Beresheet. Además, cree que es fácil que los 'osos de agua' se encuentren habitando el satélite.

La 'biblioteca lunar' consistía, en un inicio, en 25 capas de níquel, cada una de varios micros de grosor —una unidad equivale a una milésima de milímetro— grabadas con información. Las cuatro primeras capas tenían 60.000 imágenes de alta resolución de páginas de libros, así como cartillas de lenguaje, libros de texto y claves para decodificar las otras 21. El resto, toda la Wikipedia en inglés, miles de libros clásicos e, incluso, los trucos de magia de David Copperfield.

Pero un par de semanas antes de entregar el archivo a la agencia espacial israelí, Spivack decidió incluir muestras de ADN y miles de tardígrados en este. Para ello hubo que añadir entre cada capa de níquel una de resina epoxy, material que reforzó el objeto impidiendo que, posteriormente, se rompiese en el impacto. En esta resina se introdujeron folículos pilares y sangre de 25 personas, con el fin de "representar la diversidad genética ancestral humana", así como miles de 'osos de agua' deshidratados, que no muertos. Asimismo, se "esparcieron" muchos más por la cinta que protegía la parte externa del objeto.

Los animales más resistentes del universo

Los tardígrados, tal y como apunta 'National Geographic', son "los animales más indestructibles de la Tierra", capaces de soportar temperaturas entre los -200ºC y los 150ºC. Es por esto que Spivack cree que tras estrellarse el sonar Beresheet, los 'ositos de agua', nombre que les dio su descubridor, sobrevivieron y se encuentran ahora habitando la Luna. "Creemos que las posibilidades de supervivencia para los tardígrados son extremadamente altas", ha declarado a la 'BBC'. Ya en 2007, se probó a través de un experimento, llevado a cabo en el transbordador espacial de la NASA, que son criaturas que pueden permanecer en el espacio sin problema.

Estos animales poseen una cualidad muy especial: son capaces de aguantar mucho tiempo deshidratados, a pesar de ser una especie que habita idealmente en espacios húmedos. De hecho, pueden pasar décadas así. Su cuerpo es similar al de una oruga, con ocho patas que acaban en pequeñas 'garritas' y un orificio circular en la cabeza. Su organismo está compuesto en gran parte por agua, pero cuando esta escasea, pueden 'deshidratarse' para sobrevivir.

Lo hacen retrayendo su cabeza y patas y arrugándose hasta formar una especie de bola, expulsando todo el agua de su cuerpo. Entonces, entran en un estado de animación suspendida, algo así como un letargo profundo, en el que pueden permanecer durante décadas. Si se vuelven a meter en agua, recobran su estado inicial y vuelven a vivir con normalidad.

Se trata de seres muy resistentes, hasta el punto de ser, según 'National Geographic', los únicos animales capaces de sobrevivir a un apocalipsis terrestre. Además, su cuerpo aguanta perfectamente las radiaciones y pueden vivir en zonas tan dispares como cráteres volcánicos o el fondo de los océanos.

No obstante, si bien es cierto que es probable que hayan sobrevivido al impacto del Beresheet y se encuentren habitando la Luna, su vida allí es limitada. Cuando están deshidratados no se relacionan con el medio de manera habitual y tampoco pueden reproducirse. La única forma de que vuelvan a su estado natural es meterlos en agua, algo para lo que haría falta la intervención humana. De momento, no se valora esta opción, aunque los expertos apuntan que sería interesante estudiar los efectos que ha tenido sobre ellos la estancia en la Luna.