La premisa es sencilla: si no tienes el voto, intenta que tu oponente tampoco lo consiga. Así funcionan las campañas negativas, una forma de 'guerra sucia' electoral que ha aumentado en los últimos años con las redes sociales.

"Las campañas típicas para desprestigiar al rival han existido siempre. Lo que pasa ahora es que, a través de las redes, tienen mayor capacidad de viralización", ha explicado Cristina Simón, experta en estas plataformas.

Un ejemplo de ellas fue la campaña, supuestamente a manos de socialistas, que promovió la rivalidad entre Susana Díaz y Pedro Sánchez para desmovilizar el voto de la izquierda.

"Se usan porque son efectivas, porque mueven la opinión pública", ha asegurado el asesor político Aleix Sanmartín. Además, las redes sociales son el arma perfecta para llegar a un electorado concreto.

"Nos dan una gran capacidad de hipersegmentación. A través de los micropatrocinios se diversifica la audiencia a la que uno se dirige", ha señalado Paulo Carlos López, doctor en Comunicación Política por la USC.

Una 'guerra sucia' en la que también se usa la difamación. Uno de los veteranos en el uso de las redes a su favor es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Entre los seguidores de 'The Walking Dead', el republicano descubrió una gran preocupación por la inmigración y llegó a ellos gracias a Facebook.

Las redes también fueron clave para procesos como el 'Brexit'. "Accediendo por los ciudadanos a través de ellas, consiguieron movilizar ese voto", ha apuntado Jean Marín, profesor de Comunicación en la Universidad de Deusto.

Preguntado por este tipo de propaganda, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha defendido la "libertad de expresión". Por su parte, Twitter ya ha prohibido los anuncios políticos de pago en su plataforma.