Un ensayo clínico, realizado a 879 pacientes y liderado por un grupo de investigadores del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), demuestra que la tomografía de coherencia óptica (OCT), una técnica láser de análisis por la imagen muy reproducible y con una resolución muy alta, es útil para seguir el curso de la enfermedad.
Los resultados del estudio, publicados en la revista ' The Lancet Neurology', indican que los pacientes con un grosor de retina inferior a las 88 micras duplican el riesgo de empeorar durante los primeros tres años. "Gracias a la resolución de la técnica podemos medir cambios minúsculos que, con otras, son imposibles de ver", señala Pablo Villoslada, jefe del grupo de investigación.
Su equipo está preparando un ensayo clínico de una mayor magnitud, que abarcará a 2.000 enfermos de todo el mundo, para precisar con mayor exactitud el riesgo de empeoramiento de la enfermedad.