DISPUTÓ 33 CARRERAS DEL MUNDIAL DE RALLIES

Pilotamos el Seat Córdoba WRC en el trazado del circuito de karting de Osona

Fernando Gómez Blanco se ha puesto a los mandos de un Córdoba con la misma configuración que tenía el coche en el Rally Safari de 1999, donde hizo podio.

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Hace 25 años, el Córdoba WRC protagonista de nuestra video prueba debutó en el Rallye de Finlandia. En Seat hubiesen preferido evolucionar su antecesor, el Ibiza Kit Car, que había sido un éxito en su categoría, pero la normativa exigía coches de cuatro metros. Así que, los ingenieros usaron el Córdoba dos puertas como base.

Una base que no se lo puso del todo fácil. Era uno de los coches más largos de toda la parrilla, algo que jugaba en su contra en las zonas más ratoneras. A eso se sumó que el motor va colocado ligeramente por delante del eje delantero y que, en aquella época, Seat no tenía mucha experiencia con la tracción a las cuatro ruedas.

Fernando Gómez Blanco, pilotando.
Fernando Gómez Blanco, pilotando. | Centímetros Cúbicos

El motor turbo, aunque está limitado por el reglamento, entrega 300 caballos, y en el trazado del circuito de karting de Osona, en Vic, no se lo ha puesto fácil al director del programa. El coche es grande y en un circuito de karts no dispone del espacio que le hubiese gustado para dejar respirar al coche.

El cambio es secuencial, de seis marchas y Gómez Blanco ha tenido que emplearse a fondo. Esto no es un botón como las levas que conocemos en los coches de calle. Aquí hay que empujar la palanca con decisión y con firmeza para que las marchas entren rápida y correctamente.

Del Córdoba WRC se desarrollaron tres versiones. El que hemos probado es la segunda, y la más laureada. Concretamente, ésta es la misma configuración que tenía el coche en el Rally Safari de 1999, donde hizo podio.

Seat Córdoba WRC
Seat Córdoba WRC | Centímetros Cúbicos

No debía ser fácil estar delante con este coche. El peso del motor, que va algo más adelantado, no está tan equilibrado como en otros World Rallye Car, y Fernando ha tenido que esmerarse para meterlo en las curvas, sobre todo en las lentas.

La tracción a las cuatro ruedas ayuda a la hora de pisar el acelerador para que toda la potencia llegue al suelo. Aunque, en aquel momento, Seat no tenía toda la experiencia que tiene ahora con este tipo de transmisiones.

Es duro, ruidoso, exigente… Pero conducirlo es tener entre manos un pedacito de historia de Seat. Ese mismo chasis terminó tercero en el Rally Safari del 2000. Y lo conservan tal y como compitió en la prueba africana.

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