UN MERCADO QUE AVANZA, PERO NO DESPEGA

Utilitarios frente a utilitarios eléctricos: ¿merece la pena dar el salto?

Los eléctricos han dejado de ser una rareza para convertirse en una alternativa visible en las calles. Más de 57.000 vehículos eléctricos se matricularon en España en 2024, lo que supuso un crecimiento del 20% respecto al año anterior. Sin embargo, el dato no es tan brillante cuando se compara con el total del parque: apenas un 5,6% del mercado.

Utilitarios eléctricos

Utilitarios eléctricosPeugeot

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Los eléctricos han dejado de ser una rareza para convertirse en una alternativa visible en las calles. Más de 57.000 vehículos eléctricos se matricularon en España en 2024, lo que supuso un crecimiento del 20% respecto al año anterior. Sin embargo, el dato no es tan brillante cuando se compara con el total del parque: apenas un 5,6% del mercado. Europa nos adelanta por la derecha con porcentajes mucho más abultados, lo que confirma que en España el coche eléctrico todavía genera dudas razonables entre quienes buscan un vehículo urbano o de uso diario.

El problema no es tanto la tecnología como su encaje en la realidad de muchos conductores. Por un lado, los utilitarios eléctricos están penalizados por precios de adquisición más altos, aunque puedan contar con ayudas como el Plan MOVES III o deducciones fiscales de hasta 3.000 euros. Por el otro, los convencionales siguen ofreciendo una relación coste-uso difícil de batir, sobre todo en el mercado de segunda mano, donde los eléctricos apenas tienen presencia y los térmicos reinan sin competencia.

A pesar de ese contexto, el segmento urbano está en plena efervescencia. Ya hay modelos como el Citroën ë-C3 que han abierto la veda con autonomías razonables y precios que, con ayudas, empiezan a pisar el terreno de los utilitarios térmicos. La pregunta ya no es si hay eléctricos baratos, sino si compensan en el día a día, y aquí es donde empiezan los matices.

Cuando el uso importa más que el motor

Si vives en ciudad y haces trayectos cortos a diario, las ventajas del eléctrico empiezan a tener peso: menores costes de mantenimiento, menos piezas móviles que puedan fallar, y un consumo energético muy inferior al de un coche de gasolina. Con el precio del litro de 95 rondando los 1,46 euros, llenar un depósito medio de 50 litros se va por encima de los 70 euros. En cambio, una recarga doméstica puede salirte por unos 6 o 7 euros si aprovechas tarifas valle. Incluso con la subida del Impuesto Especial sobre la Electricidad al 3,8% que se dio en 2024, sigue siendo mucho más barato moverse enchufado.

Pero esa ventaja solo se materializa si tienes un enchufe donde cargar con frecuencia. De lo contrario, dependes de una red pública aún en pañales. Además, los puntos de carga rápida no abundan, y no todos los utilitarios eléctricos admiten potencias altas. Además, muchos usuarios se sorprenden con la velocidad real de carga en estaciones supuestamente rápidas. No es raro quedarse colgado si haces más de 300 kilómetros o si no has planificado bien. En esos casos, el viejo gasolina sigue siendo un amigo más previsible.

También está la autonomía. Aunque algunos modelos prometen más de 300 kilómetros, esas cifras bajan rápidamente en invierno, con la calefacción encendida o si haces algo de autovía. El que diga que su ë-C3 mantiene los 320 km oficiales en condiciones reales, miente o no lo ha sacado del barrio. Para el que vive en una capital y se mueve a diario en recorridos urbanos, vale. Para quien sale de viaje con frecuencia o no tiene plaza con enchufe, se convierte en un quebradero de cabeza.

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Lo que cuesta el salto (y lo que puedes ganar)

Comprar un eléctrico hoy sigue siendo más caro que uno equivalente de gasolina o diésel, incluso con ayudas. Para optar al MOVES III, el precio antes de IVA no puede superar los 45.000 euros. Y aunque puedas llegar a rascar hasta 10.000 euros entre el plan y las deducciones, el precio final sigue siendo alto para muchos bolsillos. En cambio, un utilitario térmico bien equipado, de segunda mano o nuevo, puede costar bastante menos sin depender de ningún papeleo ni de esperar a que Hacienda te devuelva algo el año siguiente.

Eso sí: si te encajan las condiciones (uso urbano, punto de recarga en casa o trabajo, posibilidad de achatarrar tu viejo coche), entonces el eléctrico deja de ser un capricho verde para convertirse en una opción racional. El acceso sin restricciones a las zonas de bajas emisiones, el menor coste por kilómetro y la tranquilidad de no pagar revisiones tan frecuentes o cambios de aceite hacen que, con el tiempo, la inversión inicial pueda amortizarse.

Pero si lo que necesitas es un coche polivalente con el que irte al pueblo, hacer escapadas o simplemente no depender de un enchufe, mejor sigue con un utilitario convencional. En 2025, los eléctricos han madurado, pero no lo suficiente como para que todos puedan dar el salto sin mirar atrás. La clave sigue siendo la misma de siempre: elegir coche en función de tu vida, no de las modas.

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