MOVILIDAD A PEQUEÑA ESCALA

Europa, desesperada, va a copiar a Japón con coches de 10.000 euros, y todo se confirmará este diciembre

Mientras los grandes eléctricos pugnan por la autonomía y los precios se disparan, en Bruselas empiezan a barajar una fórmula mucho más humilde, pero clave: coches pequeños, baratos y asequibles al estilo de los Kei‑Car japoneses. La Comisión Europea anunciará en diciembre la estrategia concreta y podrían ser el salvavidas que la industria del viejo continente necesita. o eso dicen.

Europa, desesperada, va a copiar a Japón con coches de 10.000 euros, y todo se confirmará este diciembre

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Aunque cueste creerlo, el gigante europeo está mirando al diminuto mercado japonés para reinventarse. Esa categoría de vehículos ultracompactos que en Japón representa cerca del 40 % de las ventas ha despertado la atención en la Unión Europa, que busca encontrar, de forma urgente, una fórmula para poder salva la industria europea y, de paso, poder implementar la movilidad eléctrica de una vez por todas.

La propuesta pasa por crear una nueva categoría denominada “E‑Cars” que sea asequible, eléctrica y fabricada en Europa. Los fabricantes llevan meses presionando para algo así, y la regulación podría llegar a finales de año. Básicamente, quieren “copiar” la regulación kei-car japonesa, aunque en nuestro caso, con una finalidad diferente –allí existe por la falta, literal, de espacio para todos– y con unas normas más flexibles.

Si todo va según lo previsto, la decisión final se conocerá en diciembre, y los primeros modelos podrían estar listos para 2026. El objetivo es servir de impulso para la creación de automóviles baratos y eléctricos.

Honda N-One e
Honda N-One e | Honda

¿Por qué los Kei‑Car japoneses inspiran tanto?

El mercado de Japón demuestra que los vehículos muy pequeños pueden funcionar. Las cifras hablan por sí solas: esos minicoches, con motores muy pequeños y diseño ultracomprimido, han sido un éxito. No obstante, conviene dejar claro que el éxito viene por otros motivos, pues en Japón, la normativa es muy estricta y potencia la compra de kei car frente a otros modelos.

En Europa, sin embargo, esos modelos han desaparecido casi por completo. Las normativas de seguridad, emisiones y fabricación los han hecho inviables, y las alternativas actuales son más caras y complejas. Es cierto que nunca se ha llegado al límite de los kei car, pero tuvimos modelos muy similares. Aquí, lo más parecido fueron los Hyundai Atos, Daewoo Matiz o Kia Picanto, también se podría meter en el mismo saco los SEAT Arosa, Ford Ka, Peugeot 107… Automóviles que, según subían las exigencias desde Europa, han dejado de venderse porque habría que venderlos por precios que nadie aceptaría pagar.

Ahora la Unión Europea ve oportunidad de “arreglar” el problema –creado por ellos mismos–: fabricar aquí ese tipo de coche pequeño, barato y al alcance de la gente, pero eléctrico. La idea es que no todo sea SUV, gran batería o lujo; que la movilidad urbana vuelva a tener sentido económico.

Los retos para Europa

Hoy día, la normativa europea exige seguridad, emisiones y equipamiento que encarecen los coches pequeños. Reducir tamaño y coste implica repensar diseño, materiales y tecnología para cumplir sin llegar a precios prohibitivos. Por supuesto, eso afectará a la autonomía y a las prestaciones, así como a otros apartados como el diseño. Veremos, sin lugar a dudas, muchas colaboraciones entre fabricantes y sinergias por todas partes.

Además, el mercado al que se apunta no es el de lujo o volumen premium, sino el usuario urbano que busca movilidad funcional. Cambiar de mentalidad y red industrial no es sencillo, y marcas, sindicatos y gobiernos lo saben y, por si fuera poco, habrá que esperar si los usuarios ven interesante la nueva categoría y compran, porque si los que tienen que comprar no lo hacen, todo se irá al traste.

Y luego está la competencia: Asia, China, fabricantes que ya ofrecen eléctricos baratos y compactos. Europa no quiere quedarse atrás y apuesta por esta categoría como contramedida, pero con costes bajos. El problema vendrá del tamaño y de las prestaciones, no se puede esperar que la gente escoja el coche pequeño y europeo, si la una marca china les ofrece un coche más grande y más potente por el mismo precio.

Dacia Hipster
Dacia Hipster | Dacia

¿Qué implicará para el conductor?

Para el consumidor, esto podría traducirse en un coche nuevo por menos de 15.000 euros. Esa es la cifra que algunas fuentes del sector barajan como objetivo para estos “E‑Cars”, pero claro, 15.000 euros, en pleno Siglo XXI, es muy poco dinero para un coche y es evidente que habrá compromisos.

Al mismo tiempo, para la industria, será un cambio de estrategia: priorizar volumen en coches asequibles más que lujo eléctrico de alto coste. Cosas que exigirán cambios en muchos apartados que no se pueden acometer con rapidez. Además, hay que diseñar coches desde cero, actualmente no hay nada que sirva de punto de partida y eso cuesta muchísimo dinero.

Mientras tanto, para las ciudades y movilidad, será una victoria en sostenibilidad si se hace bien: menor consumo, menos metros cuadrados ocupados por coches y más eficiencia urbana. Pero si se hace mal, podría quedarse en juguete caro o categoría de nicho.

En definitiva, diciembre podría marcar un antes y un después para la movilidad europea. Si la UE lanza la categoría de “E‑Cars”, estará reconociendo que fabricar otro Tesla gigante no es la única vía. Pero el éxito dependerá de que esos coches realmente sean asequibles, útiles y producidos aquí. Y tú, que estás al volante del cambio, es probable que tengas algo que decir cuando ese coche pequeño llame a tu puerta.

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