RÉCORD DE VELOCIDAD
Así es la "lavadora" china que acaba de pasar por encima del Bugatti Chiron y ya es el coche más rápido del mundo: casi 500 km/h
Ha batido el récord de velocidad máxima que tenía el Bugatti Chiron. Y es un coche de alto rendimiento eléctrico fabricado por BYD.

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¿Bugatti? NO, ¿Koenigsegg? TAMPOCO, ¿Rimac? SE ACERCA pero no: el coche más rápido del planeta ahora mismo es chino como el arroz y eléctrico, y eso, reconozcámoslo, es todo un desafío para la vieja guardia europea que llevaba décadas pavoneándose con cifras imposibles en rectas interminables de pistas secretas. Y es, a la vez, la mejor venganza contra aquellos que siguen llamando lavadoras a los coches eléctricos. El protagonista de hoy se llama YangWang U9 Extreme, lo fabrica BYD y acaba de alcanzar en Alemania la salvajada de 496 km/h. Sí, casi 500. Sí, eléctrico… y sí, más rápido que cualquier cosa que antes tuviese matrícula.
Lo curioso del asunto es que no se trata de un unicornio creado para batir un récord en una sola ocasión, sino de un modelo de producción, aunque la palabra haya que cogerla con pinzas porque solo fabricarán 30 unidades. Es, por tanto, un coche que existe más allá del cronómetro, aunque la mayoría de los mortales jamás lo veremos en vivo y mucho menos lo conduciremos. En cualquier caso, ha destronado nada menos que al Bugatti Chiron Super Sport 300+, que desde 2019 presumía de ser el único coche de producción en superar los 483 kilómetros por hora.
Lo mejor es que el U9 Extreme ni siquiera se conforma con esa cifra, porque BYD venía jugando con este límite desde hace meses, así que primero alcanzaron 472 km/h con una versión previa llamada Track Edition, luego subieron la apuesta hasta rozar la mítica barrera de los 483 kilómetros por hora, y ahora directamente se han puesto la corona de rey absoluto, y lo han hecho en Alemania, en la pista de alta velocidad de ATP, un escenario neutro y homologado para que no hubiera lloros y pegas.
Un coche eléctrico que rompe cronómetros y prejuicios
Si alguien piensa aún que los coches eléctricos son poco más que lavadoras con ruedas, el U9 Extreme le debería servir de bofetada con la mano abierta, porque bajo la carrocería late un sistema de cuatro motores eléctricos capaz de generar la obscena cifra de 2.977 caballos, alimentados por una batería de litio-ferrofosfato que aguanta unas descargas brutales sin inmutarse. A eso se le suma un sistema de vectorización de par que reparte la potencia con una precisión quirúrgica más de cien veces por segundo, lo que significa que cada rueda recibe en todo momento exactamente lo que necesita.

El coche no es solo rápido en línea recta, porque también ha firmado un tiempo inferior a siete minutos en Nürburgring y le ha robado el bocadillo al Xiaomi SU7 Ultra. Esto hace del U9 en un auténtico todoterreno de la velocidad, porque no solo bate récords de punta, es que también es capaz de bailar entre curvas como un atleta de élite cargado hasta arriba de esteroides. Para rematar, su suspensión activa puede hacer que el coche literalmente salte sobre los baches, un detalle tan atractivo como efectivo.
Claro, semejante artefacto hay que pararlo, y necesita frenos a la altura. A este cohete le han montado pinzas de titanio, discos carbocerámicos y neumáticos semi-slick desarrollados específicamente para soportar velocidades de más de 500 km/h. BYD no se ha limitado a enchufar caballos y rezar para que todo aguante, sino que ha construido una máquina pensada para sobrevivir a lo que la física dicta como el límite de lo razonable y la psicología como enfermedad mental.

Un cambio de guardia en la historia del automóvil
En Europa hace pupa porque llevamos décadas con marcas “nuestras” como Ferrari, Bugatti o Porsche que se disputaban este tipo de récords, y de repente va un fabricante chino y se los arrebata con un coche a pilas. Es la constatación de que el panorama ha cambiado y de que los prejuicios sobre los coches chinos baratos son cosa del pasado.
Que solo se fabriquen 30 unidades tampoco importa demasiado, porque a Bugatti tampoco le importaba y porque el impacto de este récord va mucho más allá de los garajes de coleccionistas millonarios que lo recibirán. No, esto significa que China ya no solo compite en precio o en volumen, como ocurre con el China ya no solo compite en precio o en volumen, sino también en la cima tecnológica, en ese terreno que antes se reservaba a las marcas europeas con historia y escudos de armas en el capó. Ahora, el coche más rápido del mundo lo hace BYD, y eso dice mucho de hacia dónde va la industria.

La pregunta, claro, es qué vendrá después. El U9 Extreme se ha quedado a apenas cuatro kilómetros por hora de los 500, una frontera psicológica que parece destinada a caer más pronto que tarde. Quizá sea la propia BYD la que lo consiga, quizá otro fabricante asiático, o tal vez Bugatti intente recuperar el trono con un sucesor del Chiron, pero una cosa está clara: el juego ha cambiado, el centro de gravedad ya no está en Europa, y eso, nos guste o no, es lo que realmente duele.
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