Los 349 diputados del Congreso - cada uno con sus cosas - juegan también a la Lotería de Navidad, a pesar de que haya algunos que lo nieguen a primeras - como es el caso del portavoz de ERC, Gabriel Rufián - y otros que se ríen al ser preguntados por ello, respuesta de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

También hay quien, tras insistirle, lo sigue negando rotundamente. "No he jugado en mi vida a la lotería", asegura la ministra de Defensa, Margarita Robles. "Me compra mi madre para que no me quede pobre si nos toca", confiesa la de Derechos Sociales, Ione Belarra. Y de entre todos ellos, algunos se atreven a confesar sus terminaciones favoritas. "Al uno porque es el que le gusta a mi hijo", señala Rufián. "Tengo predilección por las terminaciones en siete", desvela Baldoví.

Lo cierto es que en el Congreso pasa lo que pasa en las casas: hay mercadeo de Lotería. "Compramos cada uno un décimos y compartimos todos los décimos", señala la diputada de Ciudadanos, María del Carmen Martínez. "Llevo la lotería que llevamos en Compromís por Sueca", explica Baldoví. "Ayer mi compañera Sonia Guerra nos trajo lotería de su hijo", añade Arnau Ramírez, del PSC.

Además de todos estos números, está el décimo del Congreso. Ese que llevan muchos y que, si tú no lo llevas, puedes arrepentirte. "Si le toca al resto y tú no lo llevas...", bromea Ramírez. Ese es el caso, por ahora, del diputado del PP, Jaime de Olano. "Ahora que me lo dices tendré que comprar un décimo", ha señalado ante las cámaras de laSexta.

Aunque es más probable que te muerda un tiburón en la playa que que te toque la lotería - según asegura Rufián - no está de más hacerse con algún décimo, pues no sería la primera vez que el Gordo cae en una de las butacas de la cámara. A Carmelo Romero, del PP, le mordió el tiburón el año pasado. Como todos, tenía una probabilidad de entre 100.000 en cada décimo y le tocó en uno de ellos.