La gobernabilidad de Navarra ha desatado las incoherencias de varios partidos políticos; cosa que yo, por cierto, cada vez tolero menos. Básicamente, no se debería hacer una cosa y pedirles a los demás la contraria. Veamos. Por un lado, destaca el comportamiento del PSN. Están pulsando la posibilidad de coaligarse con los nacionalistas, con aquellos que defienden la 'vasquización' de la Comunidad Foral, para hacerse con el gobierno. Navarra es Navarra y el País Vasco es el País Vasco. Eso debería saberlo todo el mundo. El plan de la socialista María Chivite necesitaría de la abstención de Bildu. Depender de la izquierda abertzale para lo que sea, me parece una idea nefasta.

Paralelamente, Ferraz no ve con buenos ojos esa jugada. Curioso, si tenemos en cuenta que Bildu sí facilitó la moción de censura de Pedro Sánchez. Es decir, en el Congreso de los Diputados sus votos sí valen. En otros territorios, mejor no. Es alucinante.

Por otra parte, está la derecha. La coalición 'Navarra suma', formada por UPN, PP y Ciudadanos, ganó las elecciones allí. Unión del Pueblo Navarro está dispuesto a facilitar la investidura de Sánchez siempre y cuando no deje el gobierno foral en manos de Bildu. Hasta ahí, bien. La incoherencia supina viene de la mano de PP y Ciudadanos.

El Partido Popular ve aceptable el intercambio de cromos que propone UPN. Eso sí, Pablo Casado no se abstendrá ni muerto para facilitar que el inquilino de La Moncloa no dependa de los independentistas catalanes. ¿Por qué? ¿Por qué exige a los socialistas que en Navarra no se echen en manos de Bildu y él no está dispuesto a actuar en consecuencia en el Congreso de los Diputados? Es deplorable. Y encima, le parece mal que el PSOE le pida la abstención; un movimiento que, por cierto, llevó a Sánchez en su día a dejar el acta. "Es el abrazo del oso", dicen. ¿Y qué fue la abstención que se les exigió a los socialistas para no repetir las elecciones y que siguiera Mariano Rajoy? ¿Qué fue? ¿Al PSOE se le puede tensionar hasta el extremo y al PP, no?

Lo mismo pasa con Ciudadanos. Albert Rivera, en mi opinión, está convirtiendo su partido en un auténtico follón. Hay algo mucho peor que ser incoherente. Y es ser incoherente e imprevisible a la vez. Siempre ha sido muy beligerante con los independentistas, salvo ahora, cuando podría ayudar a Sánchez a no depender de ellos. Casado y Rivera están pensando en sus votos, no en el país.

Algo estamos haciendo mal cuando no se hace política constructiva, pensando que eso va a espantar a los electores. El PSOE la hizo con Rajoy a regañadientes y con un coste altísimo de fractura interna, pero hoy está bastante mejor que el Partido Popular. Una formación diferente sería una formación coherente, con sentido de Estado y con capacidad para hacernos entender decisiones que, aparentemente, puedan ir en contra de sus principios. Lo de Navarra no es más que un ejemplo lamentable de mercadeo, ambición y política muy corta de miras. Qué pena.