La invención de la brújula fue uno de esos que cambiaron el mundo. No se conocen muchos detalles del momento exacto, pero se cree que fue en la China imperial donde advirtieron las propiedades de la magnetita. Observaron que un pequeño objeto de hierro imantado, si tiene completa libertad de movimiento, se coloca aproximadamente en la dirección Norte-Sur, siguiendo las líneas del campo magnético terrestre. Todavía se discute si no hubo un descubrimiento paralelo y poco posterior en Europa, según el historiador español, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, Agustín Rodríguez González.

Volviendo a su funcionamiento, la brújula detecta los campos magnéticos naturales de la Tierra y eso hace que la aguja reaccione mejor a los campos magnéticos cercanos. Como los opuestos se atraen, el polo sur de la aguja es atraído por el polo norte magnético natural de la Tierra. Así es como los navegantes son capaces de discernir el norte: la brújula siempre señala al norte.

La brújula es un instrumento de orientación que en todo momento indica la posición respecto de los polos terrestres. Aunque hoy en día se emplea más el GPS, es fundamental que las personas que hacen actividades al aire libre con riesgo de perderse conozcan su funcionamiento. Es mejor no depender de la tecnología porque esta puede fallar.

La brújula sigue siendo muy tenida en cuenta en actividades como la navegación marina y la supervivencia y cursos de orientación, por supuesto.

Partes de la brújula

Para conocer el funcionamiento de la brújula se suele comenzar por ver cuáles son sus partes.

1. La placa base es la parte sobre la que están la aguja y el limbo. Suele ser de plástico transparente para poder apoyarla sobre los mapas y moverlos fácilmente.

2. La aguja magnética está en el centro de la base y es la que gira dentro de la carcasa. La parte roja indica el norte y la parte opuesta, el sur.

3. La flecha de desplazamiento o dirección. Está en la placa base y sirve para mantener un rumbo concreto. Es una ayuda además para no invertir la brújula por error.

A la hora de usar la brújula hay que sujetarla con firmeza y ponerla lo más paralela al suelo posible. Rota el limbo hasta que las líneas norte-sur estén alineadas con la flecha magnética y en dirección norte. La flecha de dirección te indicará el rumbo al que te diriges. Si está entre el sur y el este, significa que estás siguiendo una dirección sureste. Cuando veas que la flecha de dirección se cruza con los grados del limbo, ese número, 12, por ejemplo, te índica que estás mirando 12 grados sureste.

Norte magnético y norte verdadero: declinación

El llamado norte verdadero es el eje norte de rotación de la Tierra. Es el punto donde convergen las líneas de longitud en los mapas. Por su parte, el norte magnético es el punto en la superficie de la Tierra donde su campo magnético apunta directamente hacia abajo. Y ambos no coinciden. La diferencia entre el Norte Magnético y el Norte Verdadero se llama declinación.

Las brújulas marcan dónde se encuentra el norte magnético de la tierra, que se crea por las corrientes de convección que fluyen en su núcleo de hierro fundido. Como decimos, este norte magnético no es fijo sino que se mueve de manera lenta, constante y predecible, por lo que se puede ajustar la referencia y obtener el norte geográfico o verdadero que es el que corresponde al eje imaginario sobre el que gira la tierra.

Algunos tipos de brújula ya vienen con una escala de corrección para ajustar la brújula a la declinación magnética local. Solo hay que girar un pequeño tornillo en la parte posterior del limbo para compensar los cambios de declinación.

Si no es el caso de tu brújula y conoces tu ubicación puedes usar el mapa y la brújula. Para ello es necesario tomar una referencia lejana con la brújula y después tomar la misma referencia sobre el mapa y proceder a ajustar la diferencia.

Otro método sería el de ajustar la brújula tomando como referencia la Estrella Polar, que siempre apunta al norte verdadero.