El joven actor y pintor Antonio Ibáñez, que participó en la conocida serie 'Aída', dio a conocer hace un año a través de sus redes sociales su diagnóstico y el tratamiento que requería su enfermedad. Fue también en las redes sociales donde se publicó su despedida, con un mensaje a través de Instagram donde se anunciaba su muerte. "He luchado con todas mis fuerzas pero no he conseguido ganar esta batalla. Tenía muchas ganas de vivir y seguir creando arte. Aun así, podréis ver, sentir y tocar mis energías más puras en todos mis cuadros. Allí os podréis perder en mi alma linda y generosa".

Su diagnóstico era un linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que aparece en los glóbulos blancos llamados linfocitos, parte del sistema inmunitario del cuerpo, tal y como explican en la Sociedad Estadounidense del Cáncer. Éste es un término que se utiliza para hacer referencia a muchos tipos de linfoma que comparten las mismas características. Por lo general, suele comenzar en los ganglios linfáticos u otro tejido linfático —el bazo, la médula ósea, el timo, los adenoides y amígdalas o el tracto digestivo—, y también puede llegar a afectar a la piel.

Entre los síntomas que provoca esta enfermedad, uno de los más comunes es el agrandamiento de los ganglios linfáticos, visible bajo la piel, pero inusualmente doloroso. Estos ganglios se encuentran sobre todo en el cuello, las axilas o en la ingle. Además, otros síntomas que se contemplan son la fiebre, escalofríos, sudoración nocturna, pérdida de peso, sensación de cansancio e hinchazón en el abdomen. Todos estos síntomas muchas veces pueden ser causa de otra afección o confundirse, por eso es importante una revisión médica para poder llegar al diagnóstico.

Como bien explica la citada Sociedad, hay una serie de personas con factores de riesgo conocidos de linfoma no Hodgkin, como son las personas con VIH, los trasplantados, los afectados por alguna enfermedad autoinmune o los que, por un tratamiento de cáncer previo, tienen el sistema inmune deprimido.

Diferencias entre el linfoma no Hodgkin y el linfoma de Hogkin

Junto al linfoma no Hodgkin existe otro tipo de linfoma, el Hodgkin, enfermedad que el cómico Dani Rovira confirmó hace tiempo que sufría. Hace ahora dos años, en julio, el humorista y actor anunció que había acabado con sus sesiones de quimioterapia. "Podré retomar de nuevo 'la normalidad', si es que hay algo normal ya en este mundo", señaló entonces. La principal diferencia entre estos dos tipos de linfoma está en las características de las células malignas.

Ambos son linfomas, es decir, un tipo de cáncer que comienza en un subconjunto de linfocitos, parte fundamental del sistema inmunitario, que se encarga de defender el cuerpo de agentes externos. Es el tipo de linfocitos que participan en cada uno lo que distingue uno de otro. Identificarlos es clave para el paciente, ya que ambos linfomas presentan pronósticos y tratamientos diferentes.

De los dos, es el que sufría Antonio Ibáñez el más frecuente, aunque el linfoma de Hodgkin le sigue de cerca: el no hodgkiniano tiene una incidencia en España de 12,3 casos por cada 100.000 varones al año, mientras que es algo menos frecuente en mujeres, con 10,8 casos por cada 100.000 mujeres. Ahora bien, de todos los tipos de cáncer, es el séptimo por incidencia. En España se diagnostican más de 3.000 casos nuevos al año en hombres, y más de 2.400 en mujeres. En el caso de los linfomas no Hodgkin, en el caso de curso clínico lento tiene una supervivencia media de varios años, según la Sociedad Española de Oncología Médica, si bien es incurable en estadios avanzados.