En los años 90 empezó a verse un aumento de casos de cáncer de tiroides en jóvenes, una edad en la que no es frecuente ver ese tipo de tumor. La relación de todos ellos era clara: el accidente nuclear de Chernóbil ocurrido el 26 de abril de 1986.

"Años después del accidente empezaron a detectarse casos de patología tiroidea, incluido el cáncer, en personas que en aquél entonces estaban cerca de la zona y que tenían menos de 18 años", cuenta a laSexta.com la Dra. Constanza Ballesta,una reconocida cirujano experta en cáncer de tiroides y cirugía endocrina, que ha trabajado durante años con víctimas del accidente de Chernóbil en la Clinique Saint Jean, en Bruselas (Bélgica).

"En Bélgica, teníamos un volumen muy alto de pacientes víctimas de Chernóbil y de Europa del Este. Recuerdo que una vez operamos de cáncer de tiroides y patología tiroidea a 5 hermanas de una misma familia", recuerda la doctora.

Desde hace unos años, está de vuelta en España y es actualmente la responsable de la Unidad de Cirugía Endocrina y de la Obesidad del Hospital Universitario Dexeus (Barcelona). También trabaja en la Clínica Teknon -de Barcelona, igualmente- dentro del grupo de profesionales Quirúrgica Cirujanos Asociados.

Dra. Constanza Ballesta, reconocida experta en patología tiroidea

Según cuenta esta profesional, el cáncer de tiroides es muy poco frecuente en jóvenes (representa menos del 1%); por lo que al observar ese aumento de cáncer en personas jóvenes que habían estado cerca de la zona de Chernóbil cuando eran niños, se empezaron a realizar unos estudios dirigidos para hacer un despistaje de la población. Es decir, un examen médico preventivo y una ecografia, para detectar cáncer u otras enfermedades tiroideas, en todos aquellos niños que tenían menos de 18 años en el momento del accidente a causa de la radiactividad desprendida en la catástrofe. Los niños son mucho más sensibles a la radiactividad que los adultos.

Esos estudios se realizaron sobre todo a parte de la población ucraniana y de Bielorrusia. Hay que tener en cuenta que el accidente nuclear se produjo a unos 3 kilómetros de la ciudad de Prípiat, a 18 km de la ciudad de Chernóbil y a 17 km de la frontera con Bielorrusia.

Efectivamente, tras realizar esos controles médicos, "se vio que en esta población, había entre un 3-6% más frecuencia de cáncer de tiroides", afirma la doctora. Cuanto más cerca del accidente, más frecuencia de cáncer, por mayor exposición la radioactividad; a mayor lejanía, menor frecuencia. Pero aquí se unen varios factores.

Así y según explica la especialista, por un lado, el radio: cuánto más cerca estás del lugar del accidente, mayor probabilidad; la edad que tenías cuando pasó: cuanto más niño, más te afecta esa radioactividad; y por último, tu estado de base de depósito de yodo en tu organismo: a mayor carencia de yodo que tengas por tu alimentación, más probabilidad de captar este yodo radioactivo y tener por tanto, más efecto cancerígeno o de patología tiroidea.

Pastillas de yodo en Chernóbil

Cuando ocurre un accidente de este tipo, un accidente nuclear, es el Gobierno o las instituciones correspondientes quienes deben repartir a la población pastillas especiales de yoduro potásico para así disminuir los efectos de la radioactividad. Estas pastillas de yodo no son las que se venden en las farmacias como suplementos alimenticios, por ejemplo, para embarazadas o personas que necesitan una mayor suplementación.

"Cuando hablamos de este tipo de suplementos alimenticios hablamos de una dosis de 0,1-0,3 miligramos, mientras que cuando hablamos de pastillas en caso de accidente nuclear hablamos de dosis de entre 50 y 60 miligramos para niños y 130 mg para adultos. Con lo que es imposible de encontrar este tipo de pastillas, tienen que ser las autoridades quienes las den", explica la doctora.

En la actualidad y según protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo ideal es que para que esas pastillas de yoduro de potasio nos protejan de la radiación emitida tras un accidente nuclear, tienen que tomarse 24 horas antes (algo imposible ya que hablamos de accidentes) y hasta 2 horas después del inicio de la radiación.

"Su ingesta transcurridas hasta 8 horas de la exposición seguiría siendo una medida razonable, pero a partir de las 24 horas no ofrecería ninguna protección”, tal como explica la OMS en este informe.

En Chernóbil, según los registros, "parece que en algunos casos se llegó tarde: en el momento se evacuó a la población, en la mayoría de los casos, habían pasado más de 24 horas. Por lo que en algunos casos, estas pastillas se dieron tarde y en otros casos, podrían no haber funcionado o no haberse dado suficiente dosis. El accidente de Chernóbil nos ha permitido aprender mucho en medidas de radioprotección y efecto sobre la glándula tiroides", reconoce la doctora.

El cáncer de tiroides: síntomas y tratamiento

El llamado cáncer bien diferenciado de tiroides, que es el más frecuente, es uno de los que mejor pronóstico tiene. "Si se opera cuando está localizado en la glándula, prácticamente el 100% de ellos se curan", afirma la doctora Ballesta.

Normalmente, este tumor aparece en forma de nódulos (no siempre pero sí en la gran mayoría de los casos): la mayoría de los nódulos tiroides son benignos, mientras que un 15-20% necesitarían estudios más dirigidos porque sí serían potencialmente malignos.

El llamado cáncer bien diferenciado de tiroides es el más frecuentes de estos tumores (90%) pero el que mejor pronóstico tiene. Si se opera cuando está localizado en la glándula, prácticamente el 100% de ellos se curan

Dra. Constanza Ballesta

En España, se diagnostican unos 6.000 casos anuales de cáncer de tiroides, siendo tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. Según el informe Las Cifras del Cáncer 2022, de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) para este 2022 se estiman que aparezcan unos 6.040 casos, uno de los tumores menos frecuentes en la población española, representando el 1% de todos los cánceres.

En general, existen tres tipos de tumores de tiroides. Según explica la doctora Ballesta, el primero y más frecuente, que representa entre el 80-90% de todos los casos, es el llamado cáncer de tiroides diferenciado y se suele diagnosticar entre los 30 y 50 años. Este fue el más afectado por la radiación entre las víctimas del accidente de Chernóbil y se empezó a detectar en personas menores de 30 años, por ello es por lo que llamó la atención y se iniciaron los estudios médicos que hemos comentado antes.

En segundo lugar, está el llamado cáncer de tiroides anaplásico, que representa menos del 1% de todos los tumores de tiroides y se da fundamentalmente en personas muy mayores. Éste sí tiene un pronóstico malo. Y por último, está el llamado cáncer de tiroides medular que cuenta con un pronóstico intermedio y tiene, fundamentalmente, un componente genético o una carga hereditaria.

En cuanto a los síntomas de este cáncer, se detectan fundamentalmente dos: "Primero, que en un análisis de sangre aparezca un aumento de anticuerpos y segundo que al palparnos notemos algún 'bultito'.

Como hemos comentado, un nódulo no tiene que ser maligno (la gran mayoría no lo son)", explica la doctora. En el caso de que haya un nódulo, se realiza una ecografía y según las características, se mandaría analizar para ver si es o no maligno. En el caso de que lo sea, el tratamiento más efectivo es la operación.

"En la actualidad, se realizan para extirparlo cirugías mínimamente invasivas. Por ejemplo, se hacen incisiones muy pequeñas cogiendo los pliegues del cuello para que luego no se vean las cicatrices. Además, la estancia media en el hospital suele ser entre 24 y 48 horas. También usamos instrumentos como el neuroestimulador, que nos permite disminuir las lesiones del nervio recurrente que pueden alterar la voz", explica la experta.

Y por último, en cuanto a los factores de riesgo que -como la propia palabra indica- aumentan el riesgo de padecer este tumor serían los siguientes: ser mujer (es tres veces más frecuente que en los hombres); estar en zonas de riesgo endémicas de falta de yodo (a día de hoy, aunque las cosas han cambiado mucho, aún preguntamos en qué zona vive) y agrupación familiar o predisposición hereditaria. El sobrepeso u obesidad también aumenta el riesgo de padecer cáncer de tiroides; y como ya hemos comentado los factores externos como las radiaciones.

"El cáncer de tiroides es uno de los cánceres que mejor pronóstico tiene y además, en la actualidad, los nódulos (malignos) se suelen coger muy a tiempo, algo que facilita la intervención y por tanto, el pronóstico", concluye la doctora.

Más información sobre cáncer de tiroides

- Asociación española de cáncer de tiroides

- Asociación Española contra el Cáncer (AECC)- Cáncer de tiroides

- Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) -Cáncer de tiroides