Cuidar nuestros ojos y proteger nuestra salud ocular en verano es fundamental. Concretamente, existen tres "peligros" de los cuales debemos protegernos bien: el sol, el cloro y el salitre y los aires acondicionados.
Dos especialistas en oftalmología nos explican las claves más importantes que debemos tener en cuenta para no pasar sustos durante las vacaciones.
Y es que, tal como explica el Dr. Álvaro Fernández-Vega González, de la unidad de retina y vítreo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, la llegada del verano conlleva un cambio de hábitos que puede tener efectos negativos en nuestros ojos: más sol, más calor y por ende, más baños en playas y piscinas y más uso (o mal uso) de aires acondicionados.
Sin embargo, es cierto "la gente está principalmente concienciada con proteger su piel en la época estival, pero nos hemos encontrado que el cuidado de los ojos es todavía una asignatura pendiente", asegura el experto.
Por ello, es importante explicar y hacer una buena labor divulgativa sobre cuáles son las principales consecuencias de no tener un buen cuidado de los ojos durante el verano y sobre todo -y más importante-cuáles son esos consejos o cuidados que deberíamos llevar a cabo durante estas fechas.
1. Protege bien tus ojos del sol
Algunos de los problemas que puede producir el sol en los ojos serían los siguientes:
- Queratitis actínica
- Degeneraciones conjuntivales
"La queratitis actínica es un proceso agudo que seca la córnea y la conjuntiva. Puede aparecer tras tras una exposición prolongada de los ojos al sol sin una protección adecuada y sus síntomas más comunes son irritación, ojo rojo, sensación de cuerpo extraño dentro de éste, e incluso dolor", explica en conversación con laSexta.com el Dr. Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, de la Unidad de Córnea y Cristalino, también del Instituto de Oftalmología Fernández-Vega.
De hecho, "este problema suele ser muy típico en jugadores de tenis, de pádel o de otros deportes al aire libre a quienes les da el sol directamente en los ojos, si no los llevan protegidos con gafas de sol. Por lo que en este caso, es importante no solo llevar gafas de sol sino no mirar directamente al sol", añade el doctor. También es muy común -aunque no es esta época del año- de los esquiadores porque, aunque lleven gafas de sol, les entra el sol por el canto.
Por su parte "las degeneraciones conjuntivales pueden producir un crecimiento anormal de la conjuntiva sobre la córnea debido a la sobreexposición solar, lo que puede causar ojo seco, lagrimeo o sensación de cuerpo extraño", explican los expertos. Se trata en este caso "de un proceso más a largo plazo y más crónico de exposiciones al sol prolongadas. La más típica es el pterigium, un exceso de conjuntiva que crece y entra en la córnea y en ocasiones, puede incluso reducir la visión", explica el doctor Fernández-Vega Cueto-Felgueroso.
Y por último, aunque en mucha menor medida que las anteriores -explican los doctores- los rayos ultravioletas, que también pueden causar afecciones en la retina e incluso, aparición de cataratas.
Para prevenir estas afecciones, "es fundamental usar gafas de sol homologadas que filtren la radiación ultravioleta. "Casi todas las gafas por no decir todas las gafas que compramos en una óptica llevan esta protección, no obstante es importante asegurarse", aconseja el doctorFernández-Vega Cueto-Felgueroso.
Son filtros que impiden pasar la luz solar hasta un 95-100%. "Se suele llamar el filtro 3 y sería importante asegurarse, aunque normalmente suele venir indicado en el producto. También, en otras tiendas que no son ópticas -refiere este experto- "podemos encontrar gafas homologas pero en este caso, habría que preguntar directamente si tienen o no filtros de de luz ultravioleta, aunque es cierto que suelen además indicarlo en el propio cristal de la gafa -con una pegatina- o bien en la parte donde se indican las características de la lente".
Además de protegernos del sol con gafas de sol o bien con sombreros y gorras -especialmente en el caso de los niños- sería también recomendable "reducir las horas de exposición solar, especialmente en las horas de más radiación. Además, en verano no hay que subestimar los reflejos de la luz, puesto que, al igual que pasa con la nieve, la arena de la playa y el agua reflejan la luz solar".
2. Cuidado con el cloro y el salitre
El cloro es un elemento esencial para el cuidado de las piscinas pero es importante tener cuidado con el contacto, porque un exceso puede irritar y resultar perjudicial para nuestros ojos. Además, en las piscinas, "también se pueden encontrar algunas bacterias y microorganismos. Una de las más temidas es la acanthamoeba, que puede producir queratitis graves", explican desde el centro oftalmológico. También, aunque en menor medida que el cloro, el salitre puede irritar los ojos.
"Esto es especialmente importante en usuarios de lentillas, a los que se recomienda tener cuidado especialmente en las piscinas pero también en las playas", sostiene el doctor Fernández-Vega Cueto-Felgueroso. En este sentido, es fundamental no bañarse con ellas puestas o al menos, intentar no meter la cabeza debajo del agua ni mucho menos bucear. Sería importante el uso de gafas de bucear con un buen ajuste para protegernos de esas bacterias o microorganismos.
De hecho, añade el experto, "tampoco deberíamos ducharnos en casa con las lentillas puestas porque las aguas residuales pueden tener también bacterias y producir algunas infecciones oculares importantes, pero hay mucho más riesgo en aguas de piscinas que son comunes que en agua de mar o de río".
Otra de las recomendaciones en usuarios de lentillas es usar -si es posible, si no hay patología que lo contraindique- o utilizar lentillas de un sólo uso, las llamadas lentillas diarias. "Estas disminuyen el riesgo de infección porque las tiras nada más usarlas, es decir, solo las usas un día y no vuelves a manipularlas más, por ello el riesgo es mucho menor que con lentillas mensuales o quincenales", explica.
Por último, es importante destacar que una de las infecciones más comunes y recurrentes es la conjuntivitis, "por eso hay que intentar evitar compartir toallas, maquillaje, uso de lentillas y tocarse los ojos con las manos sucias", afirman.
3. Sé precavido con el aire acondicionado
"Aunque parezca mentira, el frío reseca más que el aire caliente", explican los expertos, por lo que es importante tener en cuenta la temperatura y distancia del aire acondicionado. Una de las consecuencias es la aparición del ojo seco y para ello la mejor solución estaría en el uso de lágrimas artificiales, que ayudarán a hidratar la superficie ocular y a disminuir la concentración de alérgenos y partículas.
"Trenes, aviones, coches, lugares de trabajo... que en verano están llenos de aire acondicionado y son un factor de riesgo para tener ojo seco. Si no padecemos de ojo seco, sólo se nos secará durante esa época, pero en pacientes que ya tienen un ojo seco crónico pueden ser épocas muy incómodas", explica el doctor Fernández-Vega Cueto-Felgueroso.
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Además de usar lágrimas artificiales, si estamos trabajando delante de ordenadores y otras pantallas, es importante parpadear y mirar al infinito cada 20-30 minutos. "Ambas serían las recomendaciones para paliarlo en la medida de lo posible", concluye el profesional.