En muchas casas y oficinas, el aire acondicionado es un gran aliado -y salvador- durante los veranos, más aún en esta temprana y excepcional ola de calor de junio.

Sin embargo, su mal uso puede acarrearnos algunos problemas de salud como deshidratación, faringitis, laringitis y otras afecciones que veremos a continuación. ¿La clave para evitarlos? Hacer un buen uso de estos aparatos de aire.

La Dra. Rosana Rouco, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA nos explica cuáles son todos los problemas que puede traer el aire acondicionado y qué podemos hacer para solucionarnos: tan sólo es necesario seguir una recomendaciones básicas de uso.

1. Deshidratación

"Aunque parezca mentira, ya que con al aire acondicionado parece que sudaremos menos, la verdad es que en cada exhalación, el pulmón va perdiendo considerables cantidades de agua para que ese aire sea respirable, de modo que nos deshidratamos lentamente y de forma progresiva", explica la doctora Rouco.

Y esto -asegura- "es un aspecto especialmente delicado en personas mayores, ya que su sensación de sed es menor y, en muchos casos, no saben ajustarse adecuadamente. Por ello, es esencial mantener una hidratación frecuente, tanto por la misma faringe como por no perder más agua".

2. Rinitis, faringitis y laringitis

Son problemas derivados de la deshidratación, "ya que por más que bebamos, el agua no va a contactar con estas estructuras de forma directa y esa sequedad, aunque transitoria, es un cambio irritativo permanente. De modo que es frecuente desarrollar estas afectaciones especificas en muchas personas", explica la doctora. Más aún, aquellas personas que en ese periodo de exposición se dedican a hablar, por ejemplo, por su trabajo. De nuevo, en este sentido es imprescindible tener una buena hidratación y evitar largos periodos de exposición al aire acondicionado".

Por otro lado, aunque de forma mucho más residual -añade la doctora Rouco- también puede haber casos en los que, bien espontáneamente o por mal mantenimiento de los filtros u otros incidentes mecánicos, "el aire recircula pasando por vías donde pueda haber gérmenes o alérgenos que nos pueden enfermar directamente. Es el caso de algunas alergias (ácaros, polvo, etc) o bacterias/virus que se diseminaran en la mucosa nasal o bucal, ya indefensa por la sequedad y el frio, provocando diversidad de reacciones alérgicas".

Por ello, "los aparatos de desinfección del aire y humidificadores, pueden facilitar la mejoría de la calidad del aire y, por ende, evitar estos aspectos", aconseja.

3. Contracturas musculares

A veces, el frío excesivo y directo en determinadas zonas corporales, puede promover estas contracturas musculares reflejas/escalofríos (defensas inconsciente, diseñadas para promover la producción de calor en situación de sensación de frío). "Esto asociado a las malas posturas que en ocasiones tenemos durante esas horas, son la combinación perfecta para los torticolis y otros males osteoarticulares muy incómodos y molestos", apunta la experta.

En este sentido, es imprescindible recordar hacer pausas frecuentes para estiramientos locales, evitar la exposición directa al frio y adecuar la temperatura concreta. Los expertos recomiendan no bajar la temperatura a menos de 24-25ºC.

4. Letargo

Realmente, "está muy asociado al grado y al tiempo de exposición a bajas temperaturas instaurado", apunta la experta. "El frio continuado induce a la ralentización global neurológica, lo que muchas veces se traduce en letargo. Esto es especialmente fácil de identificar en los niños, a más pequeños, más evidente, ya que alcanzarán una bajada térmica y una deshidratación mayor y más evidente que el adulto: tienen menos masa y usualmente menos capa aislante".

En este sentido, es clave atender a las recomendaciones específicas de los expertos de "mantener un buen bienestar término y no buscar la contraposición a lo que tenemos en la calle (usualmente con temperaturas de 24 ºC suele ser suficiente)". Además, es importante hidratarnos bien, ofrecer agua a los pequeños, humedecer el ambiente (para no resecarlo) y cuidar la calidad del aire.

5. Dermatitis

Puede ser otra de las consecuencias. Según explica la doctora, al contactar constantemente con el aire seco, sin opción a la sudoración natural (que es en sí misma una barrera protectora, refrescante y que aporta moléculas de defensa), puede aparecer reacciones en la piel como irritaciones o dermatitis.

"En algunos casos (pacientes ya de por si atópicos, de piel seca, etc) es el factor que faltaba para que todo esto se exacerbe y según el resto de problemas de salud o condicionantes propios, puede promover infecciones y otras inflamaciones cutáneas. Es imprescindible, en este aspecto, no solo hidratarse mucho internamente si no también con cremas hidratantes para que esto no pase", aconseja.

6. Ojo seco

Es frecuente tener ciertas irritaciones oculares, pues "también el ojo se expone a la sequedad y a los agentes externos sin capa protectora si estamos en ambientes secos, esto es especialmente fácil de evidenciar en los portadores de lentes oculares y los que ya habitualmente tienden a la sequedad ocular. Así pues, hay múltiples evidencias de complicaciones corneales y conjuntivales que se agravan en estos entornos", explica la experta.

Así y en estos casos y dependiendo del grado, es importante, tal como recomienda, "consultar al especialista, adecuar la hidratación sistémica, pero también la local con gotas adecuadas".

7. Migrañas o cefaleas

Igualmente, el ambiente seco y frío, y sobre todo continuado en el tiempo, se suele asociar con un aumento de crisis de migraña o cefaleas ya que todo ello es en sí mismo, un estresor orgánico. "Hay diversos estudios que lo confirman y por lo tanto es importantísimo atender mucho a la calidad del aire, el tiempo y grado de exposición del aire acondicionado", sostiene la experta.

8. Lipotimias o reacción vasovagal

En este sentido, el frio promueve que la tensión se mantenga pero el calor favorece la bajada de tensión. "Si cambiamos bruscamente de ambientes, en casos donde la tensión es tendencialmente ajustada, es frecuente observar mareos y desmayos por la dificultad de mantener este equilibrio. Por tanto, este es otro factor que indica la importancia de no usar temperaturas especialmente bajas para luego exponerse en la calle a las altas temperaturas. Estos aspectos son especialmente evidentes en personas jóvenes y mayores", concluye la experta.

Consejos para usar bien el aire acondicionado

  • Hidratación frecuente: beber de forma regular aunque no tengamos sed.
  • No poner el aire acondicionado a menos de 24-25ºC.
  • No hacer exposiciones prolongadas y evitar cambios bruscos de temperaturas
  • Evitar la exposiciones directa del aire acondicionado (no incidir de forma directa sobre el cuerpo).
  • Mantener limpios los filtros del aparato.