Investigación española
La contaminación atmosférica durante el embarazo se asocia con un retraso en la maduración del cerebro en los recién nacidos
Los detalles Una mayor exposición de las madres a partículas en suspensión en el aire durante el embarazo se asocia a niveles de mielinización menores en el cerebro de los recién nacidos, según un estudio del Hospital del Mar (Barcelona) y el 'ISGlobal'.

Resumen IA supervisado
La contaminación atmosférica tiene efectos negativos sobre la salud, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Según la Fundación Española del Corazón, provoca unas 30.000 muertes anuales en España, con un alto porcentaje vinculado a causas cardiovasculares. Un estudio de ISGlobal y el Hospital del Mar revela que la exposición a partículas finas (PM2.5) durante el embarazo se asocia con una maduración cerebral más lenta en recién nacidos, afectando la mielinización, un proceso clave para la eficiencia neuronal. Este estudio subraya la importancia de seguir controlando la contaminación para proteger el desarrollo cerebral infantil y destaca la necesidad de investigar más sobre cómo cada componente de las partículas afecta este proceso. Los resultados enfatizan la importancia de continuar los esfuerzos para mejorar la calidad del aire en las ciudades.
* Resumen supervisado por periodistas.
Cada vez más estudios confirman los efectos negativos que tienen la contaminación atmosférica o del aire sobre la salud, especialmente relacionada con un mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias, pulmonares y cardiovasculares. De hecho, la contaminación atmosférica se considera ya un importante factor de riesgo en el desarrollo de patologías cardíacas.
Según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC), la contaminación del aire provoca alrededor de 30.000 muertes anuales en España, y entre un 40% y un 80% de estos fallecimientos están vinculados a causas cardiovasculares.
Ahora un estudio publicado en la revista 'Environment International', fruto de la colaboración entre el Hospital del Mar (Barcelona) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación 'la Caixa' y del área de Epidemiología y Salud Pública del CIBER (CIBERESP), concluye que "la contaminación atmosférica durante el embarazo se asocia con una maduración cerebral más lenta en los recién nacidos". Esta investigación se trata, además, del primer trabajo que ha analizado en el primer mes de vida su desarrollo cerebral.
Según explican los investigadores, la mielinización es un proceso clave en la maduración del cerebro, en que la mielina recubre las conexiones neuronales y las hace eficientes para la transmisión de información. Los recién nacidos de madres expuestas a niveles más altos de partículas finas en suspensión durante el embarazo muestran una mielinización más lenta en esta etapa tan precoz de la vida.
Tanto una ralentización como una aceleración excesiva de la maduración cerebral pueden ser perjudiciales para el niño o niña. Ahora queda por determinar, destaca los expertos, si el efecto observado en este estudio tendrá consecuencias negativas en las capacidades de los pequeños.
La contaminación analizada incluye partículas muy pequeñas, unas treinta veces más delgadas que un cabello humano, y que están formadas por elementos nocivos derivados del proceso de combustión y compuestos orgánicos tóxicos, pero también por elementos esenciales para el desarrollo cerebral, como el hierro, el cobre o el zinc.
Por ello, todavía hay que investigar cómo afecta cada uno de estos componentes al desarrollo del cerebro de los recién nacidos. En este sentido, según explica Gerard Martínez-Vilavella, investigador de la Unidad de Resonancia Magnética del Servicio de Radiología del Hospital del Mar, "en el estudio vemos que el proceso de mielinización, un indicador de maduración cerebral que avanza progresivamente con el tiempo, presenta un ritmo más lento en los recién nacidos más expuestos a PM2.5 durante el embarazo".
Para la investigación, se analizaron 132 recién nacidos a los que se les realizó una resonancia magnética antes de cumplir el primer mes de vida para observar el grado de maduración cerebral según sus niveles de mielinización.
Los resultados muestran una correlación clara entre una mayor exposición materna a PM2.5 durante el embarazo y una menor mielinización en el cerebro de los recién nacidos.
"La contaminación atmosférica, concretamente las PM2.5, se asocia con una alteración en el proceso de mielinización, un mecanismo esencial de maduración cerebral. Por ello hay que continuar controlando la contaminación y estudiar cómo esta ralentización puede influir en el desarrollo posterior del cerebro de los niños y niñas", señala Martínez-Vilavella. El trabajo también indica que este efecto responde a la combinación de los diferentes elementos que forman las PM2.5, sin que se pueda identificar un único elemento como responsable.
Por su parte, el Dr. Jesús Pujol, jefe de la Unidad de Resonancia Magnética del Servicio de Radiología del Hospital del Mar, explica que "en la primera etapa de la vida, los cambios en el cerebro son grandes y complejos. Tanto la ralentización excesiva como la aceleración de la maduración cerebral pueden ser perjudiciales para el niño o la niña. Pero queda por determinar si el efecto observado es necesariamente nocivo. Este estudio abre un campo de investigación de gran interés para establecer cuál es la velocidad óptima de maduración cerebral durante el embarazo e incluso en qué punto la madre y la placenta actúan como filtros efectivos para proteger y optimizar este proceso".
Así, los hallazgos en estos bebes, nacidos en Barcelona después de la primera fase de la zona de bajas emisiones, destaca por su parte el investigador de ISGlobal Jordi Sunyer, "nos alertan que no podemos desfallecer en los planes de descontaminar las ciudades": "Hay que hacer más pasos adelante para lograr los nuevos criterios de calidad del aire", concluye.