SITUACIÓN DE EMERGENCIA EN ESPAÑA
Por qué las olas de calor disparan y agravan el riesgo de incendios
Las olas de calor no prenden el fuego, pero convierten el paisaje en gasolina.

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España está viviendo unas semanas marcadas por incendios forestales y temperaturas extremas. Y la combinación no es casual: las olas de calor se han convertido en uno de los factores más peligrosos para la propagación del fuego en la península ibérica. Pero, ¿por qué el calor extremo multiplica tanto el riesgo?
Las olas de calor son periodos prolongados de temperaturas anormalmente altas, a menudo acompañados de cielos despejados y ausencia de lluvias. Estas condiciones convierten a los bosques y campos en un combustible seco y altamente inflamable.

El suelo pierde humedad rápidamente, las plantas sufren estrés hídrico y hasta los árboles más robustos se resecan, acumulando material muerto. Todo ello crea un escenario perfecto para que una chispa se transforme en un incendio de gran magnitud.
Cuando se produce un incendio el aire seco y caliente facilita que las llamas se desplacen con más rapidez y la extinción es más difícil. En definitiva, el calor extremo no suele iniciar un fuego de manera espontánea, pero sí hace que cualquier chispa tenga muchísimas más posibilidades de desencadenar un gran incendio.
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