"Pepe, ¿qué hay de cierto en la separación?", preguntaba la prensa a Pepe Sancho en una entrevista a pie de calle recogida de la hemeroteca por el documental 'María Jiménez, mi mundo es otro'. "De momento estamos aquí, juntos (...) Ojalá se arregle", deseaba mientras agarraba a María fuertemente del brazo. "¿No te marchas a Sevilla al final, María?", se referían a ella. "No, de momento, no".

Casi cuatro décadas después, María Jiménez reflexionaba sobre la opresión a la que fue sometida por su marido. "Moralmente, me tenía comido el coco, y espiritualmente. Yo ahora lo pienso y digo: '¿Cómo he aguantado tanto?'".

"A mí me ha hecho ir y tenerme que venir a las dos horas de Chiclana. Me decía: 'Me voy, no puedo soportar esto", rememoraba su hermana en esta docuserie. "Y ya la última vez que estuve yo con los dos, escuché de momento unos gritos, unos porrazos (...) Yo me creía que la había matado. Yo, cuando escuché los gritos y los porrazos, dije: 'La ha matado'".

María definió a Pepe Sancho como un "psicópata". "No me ha matado porque no me tocaba la hora", creía.

"Si yo fuera un asesino psicópata, habría acabado con todos vosotros nada más entrar. Lo primero que habría hecho. Es evidente que yo no soy un asesino psicópata", se defendía de las acusaciones y demandas Pepe Sancho en un plató de televisión.

"Un día llegó y me rajó la cara. Y yo me volví loca cuando me vi la cara rajada. Me fui para el dormitorio, que había una pistola y lo llamé a gritos y le marqué con la pistola. Se tiró en la puerta, en el suelo. Le dije: 'No te voy a matar porque yo no soy una asesina'. Y disparé para otro lado. A partir de ahí, ya no me pegó más. Ahora, el maltrato era psicológico", narraba la cantante.

"Nunca llegué a saber por qué aguanté tanto lo que me hizo pasar Pepe Sancho. Hasta que un día dije: '¡Hasta aquí!'. Me armé de valor y acabé para siempre con esa relación. Y ahí empezó una guerra sin cuartel.