La corona de San Estuardo ha sido una de las protagonistas de la coronación de Carlos III de Inglaterra. Se trata de una corona que lleva usándose desde el siglo XVII y que está formada por oro macizo con incrustaciones de rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y turmalinas. En laSexta Xplica, al escritora experta en casa real británica Ana Polo, da los detalles sobre este artilugio.

Como explica, el arzobispo de Canterbury ha tenido problemas para colocársela. Lo importante es que el diamante quede en el centro y para que esto suceda así se coloca un papel en la cabeza del rey para cuadrarla.

En este proceso, el rey no puede mover el cuello para colocarse porque la corona pesa dos kilos y se le podría romper el cuello. De hecho, ha estado practicando durante estas dos semanas a llevar ese peso sobre la cabeza y caminar al mismo tiempo.

Además, las prominentes orejas de Carlos III de Inglaterra han sido el motivo por el que los joyeros han tenido que adaptar la corona. Por eso, el arzobispo se mostraba dubitativo porque no sabía si le entraría bien en la cabeza.