Octubre de 1944. Cruzar los Pirineos desde Francia con un puñado de camaradas escasamente armados para derrocar a Franco no parece, 80 años después, una buena idea. Enviar tanques estadounidenses, aviación británica e infantería soviética suena mucho más efectivo. Pero resulta que la 'Operación Reconquista' comprendía ambos movimientos. El primero era el preludio del segundo, que debía interpretar la orquesta aliada de aquella épica sinfonía titulada 'Liberación de Europa'.
Si Hitler y Mussolini estaban a punto de caer, ¿cómo no iba a hacerlo también Franco? La lógica era tan aplastante en el contexto de 1944 que en el factor sorpresa no se malgastaron energías. Bastarían unas pocas incursiones previas a lo largo de la cordillera para distraer y dividir las fuerzas del ejército franquista y, enseguida, proceder con la invasión definitiva el jueves 19 de octubre.
El plan consistía en hacerse con el valle de Arán y proclamar allí un nuevo Estado, la auténtica España, heredera de la legítima República y gobernada de manera provisional por el presidente en el exilio, Juan Negrín. Una vez reconocido aquel nuevo país por parte de las potencias aliadas, sus ejércitos tendrían vía libre para liberar España.
Porque a Franco no lo sacarían de El Pardo aquellas brigadas de maquis equipadas con material de lo más diverso (desde uniformes del ejército estadounidense a fusiles alemanes capturados a los nazis), sino los tanques Sherman del ejército estadounidense. Así que emprendieron una aventura que 'Columnas de la historia' rescata del olvido este viernes 11 de octubre.
Los combates con la Guardia Civil y la policía armada, las tácticas de guerrilla en colinas, plazas y campanarios y la rotunda respuesta militar del régimen de Franco –preocupado como no lo había estado en los últimos cinco años y medio–, son reconstruidos con detalle a través de los testimonios de descendientes de los protagonistas, expertos, historiadores y los recuerdos de testigos como Juan Peremartí, nonagenario al que se le pone cara de niño cuando recuerda las palabras de aquel guerrillero desconocido que tocó con la culata de su arma en la puerta de sus abuelos: "No tengan miedo. Cierren la puerta y no salgan de casa".
Su fascinación no la compartían todos los vecinos, acostumbrados al aislamiento y la paz del territorio. El recuerdo de la reciente Guerra Civil, lejos de concentrar esperanzas en aquella última bala de la República, alimentaba su desinterés por la acción que estaba a punto de suceder. Dejarían hacer y que ganara el más fuerte. Tal y como sucedió. Porque el más fuerte de todos nunca vino.
Mientras aquellos guerrilleros componían sus últimos compases sobre el frío pentagrama del valle de Arán, los Aliados estaban decidiendo que la sinfonía quedaría inacabada.
Nos lo cuenta Fernando Hernández, historiador, profesor universitario, autor de La frontera salvaje y generoso entusiasta a la hora de arrojar luz sobre las tinieblas de la historia: "En octubre del 44 se entrevistan Churchill y De Gaulle con Stalin y se reparten la influencia en Europa. Stalin les garantiza que no va a intervenir en Europa occidental".
Esta información es crucial, pero Jesús Monzón, dirigente del PCE en la clandestinidad y principal impulsor de la Operación Reconquista, la desconoce. "Pero Carrillo sí que lo sabía", sostiene Hernández, que conoce bien los pasos del futuro líder comunista por Argelia, América y Portugal antes de hacerse con el control del aparato del PCE en Francia. "Él sabe perfectamente que no va a haber intervención aliada".
La vida de Monzón es la del líder olvidado por la historia, como titula Manuel Martorell en una completa biografía y prácticamente única del hombre que soñó con reunir a todos los antifranquistas bajo una misma fuerza: la Unión Nacional Española.
Sin información privilegiada desde Moscú y como devoto creyente de una derrota del fascismo desde la unidad heterogénea, padeció insultos, traiciones y la purga de los suyos.
Como sostiene Hernández, autor también de Los años de plomo o Falsos camaradas, algunos de los comunistas apartados "conforman un capital humano de dimensiones desconocidas. Son una generación probablemente irrepetible que adquirió un compromiso vital que los llevó a arriesgar su vida –y en algunos casos a perderla– y sin embargo no recibieron el reconocimiento, no ya de un régimen del que no esperaban ninguno, sino del propio partido en el que habían militado".
Algo se ha escrito –tampoco demasiado– sobre esta valiente hazaña. Pero nunca se ha visto en televisión un documento que recupere la memoria de aquellos héroes olvidados con los testimonios de sus allegados. Hay mucho más que contar acerca de la 'Operación Reconquista de España', ese último intento que pudo haber triunfado, una locura que merece la pena entender, una aventura que es justo recordar.