La muerte de George Floyd a manos de un policía no es el único suceso racista y de brutalidad policial que ha vivido Estados Unidos. Hace 30 años, una noche cualquiera en Los Ángeles tres jóvenes se negaron a parar su coche.

Minutos después los agentes se cebaron con uno de ellos, con Rodney King. Un videoaficionado grabó lo ocurrido, hasta 56 golpes, con porrazos, patadas y pisotones. Pero, en este caso, la Justicia dio la razón a la Policía estadounidense.

Un jurado popular de 12 personas, 10 blancos, un asiático y un latino, declaró a los agentes inocentes. Ese mismo mes, en el mismo estado, un forcejeo entre una adolescente negra de 15 años y una comerciante coreana terminó con un disparo en la cabeza que mató a la chica en el acto.

Pero la familia de Latasha Harlings tampoco encontró justicia. La juez le redujo a la acusada la condena, de 16 años de cárcel a trabajos para la comunidad. Entonces, los negros de Los Ángeles estallaron e inundaron las calles en señal de protesta.

En pocos días, la meca del cine y el glamour del celuloide, ardía en decenas de incendios simultáneos. Se saquearon comercios y se enfrentaron entre sí comunidades excluidas, sobre todo coreanos y negros.

Dos casos que recuerdan a la a muerte de George Floyd a manos de un policía. Este vigilante de seguridad fue detenido tras, presuntamente, intentar comprar tabaco con un billete falso. No opuso resistencia, pero los agentes le tiraron al suelo y uno de ellos mantuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd durante 10 minutos hasta que perdió el conocimiento. Una hora después, los sanitarios solo pudieron determinar su fallecimiento.