Un policía corrupto irrumpe en la casa de la bruja, la protagonista de la obra. La persigue, la golpea y queda inconsciente. Entonces, el policía intenta incriminarla. Le coloca el cartel de Gora Alka-ETA y le hace una foto. Es la escenificación de un montaje policial.
Jaime Montero, abogado de uno de los titiriteros, asegura que "no se pretende enaltecer el terrorismo". Defiende, en este sentido, que "es una obra de ficción. Esto implica que lo que dicen los personajes no tiene que ser asumido por los actores".
"El PSOE ha perdido el control de los tiempos"
Martialay desvela "el error" de confundir a Aldama con el pequeño Nicolás: "Todo lo que hacía era de farol"
Contexto Muchos de los socialistas se apresuraron, en sus primeras apariciones ante los medios o en redes tras la declaración del empresario, en hacer un símil entre ambos.