Miquel Morera, combatiente del bando republicano en la Guerra Civil, recuerda en laSexta Columna esos momentos de "fraternidad" en la guerra civil, cuando el ruido de las ametralladoras se paraban momentáneamente por el humo de un cigarro: "Se decía 'rojillos, ¿queréis hacer un intercambio?' Bajaban uno con un paquete y el otro, con una bandera blanca, y a sentarse a fumarse el cigarrillo de la paz. Nadie disparaba ni un tiro, aquello era sagrado".

Por su parte, Francisco J. Leira-Castiñeira, autor de 'Soldados de Franco', explica que aunque "hubo un contacto, no podemos creer que la guerra eran los chistes de Gila": "Es a medio camino, esto sucedió, pero no fue toda la guerra. Sí que no toda la guerra fue violencia". Alfonso, otro de los combatientes que vivió la guerra civil, recuerda cómo entre los bandos se intercambiaban los periódicos: "En las trincheras estábamos muy cerca y a veces en la noche decía, 'nada, dejemos de luchar que todos somos hermanos'". "Hay una comprensión con el enemigo, porque, realmente, estaban viviendo la misma situación", explica Francisco J. Leira-Castiñeira. Pero frente a esos episodios de fraternidad, Franco tenía otros planes una vez terminada la guerra que poco tenían que ver con la humanidad que prometía: aprobaba leyes que prometían juzgar a todo aquel que había defendido el bando republicano.