Solo un día después del juicio a Julián Grimau en el que fue condenado a muerte, Franco estuvo diez horas reunido con sus ministros. "La única posibilidad de que la sentencia no se cumpliese era el ejercicio de la potestad de gracia por parte del jefe del Estado, que se le conmutase la pena a 30 años", explica el historiador Fernando Hernández Sánchez.

Sobre la mesa del dictador estaba la posibilidad de un indulto que incluso le habían pedido la reina de Bélgica o Nikita Kruschev. Gabriel Elorriaga, por aquel entonces jefe de Gabinete de Manuel Fraga en el Ministerio de Información y Turismo, revela a laSexta Columna que dentro de la dictadura "hubo un gran debate y había un sector muy importante que eran partidarios de indultar aquella pena de muerte, entre ellos Fraga".

Mientras los ministros de Franco debatían, los amigos de Grimau siguieron trabajando cada minuto para lograr convencer a la dictadura: "Estuvieron reunidos toda la noche haciendo intentos de gestiones para llamar al papa Juan XXIII y trataron de conectar con jefes de gobierno para que la ejecución no se llevase a cabo". María Luisa Suárez, que estaba en el grupo de abogados comunistas que intentaron salvarlo, contaba que "estábamos desesperados porque ya no sabíamos qué hacer y no se nos ocurría nada. Llegó Amandino Rodríguez Armada a casa y vino llorando, como estábamos todos, claro. Se abrazó a Fernando y le dijo 'nos lo matan, nos lo matan'. Eran las 3 o las 4 de la madrugada".