Gonzo habla en Salvados con un excompañero que sufrió abusos sexuales en un colegio de los Jesuitas. "Cuando me pasó por primera vez tenía entre seis y siete años. Me llevaron a confesarme. Era como una confesión especial, notabas su mano cerca y te hablaba muy suave, al oído, y tú ahí te sentías como si estuvieras hablando con Dios", recuerda el hombre, quien señala que "de adulto, bloqueas esto y se queda en el subconsciente".

"Obviamente el recuerdo lo tienes, el olor del sebo de la nariz del cura, el pantalón gris del cura, y cómo mi mano iba al pantalón. ¿Qué hacía yo tocando el pantalón del cura?", se pregunta el hombre, quien confiesa que "fueron dos años en los que las confesiones eran así". "Yo no entendía por qué algunos niños iban al despacho del cura y otros al confesionario. ¿Sería que ellos sabían qué niño era más vulnerable o más callado? ¿Y qué pasaba con el niño que iba de excursión, dormía allí, empezaba a extrañar a sus padres y acababa durmiendo en la habitación del sacerdote?", manifiesta.