Tiene depresión hace un año

La reflexión de Antonio Muñoz Molina un año después de ser diagnosticado con depresión: "Este mundo de fantasmagorías digitales nos enferma"

Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina reciben a Gonzo en su huerta, en Ademuz, el sitio que sirve de "terapia ocupacional" para el célebre escritor. Tiene depresión hace algo más de un año y este pequeño pueblo de Valencia consigue darle la paz que necesita.

Antonio Muñoz Molina, sobre el "gran embuste del individualismo radical" del capitalismo: "Este mundo de fantasmagorías digitales nos enferma"

"¿Tú lo has visto en momentos, en este huerto o aquí, en Ademuz, que dices: 'Vale, vamos bien'?", pregunta Gonzo a Elvira Lindo haciendo referencia a su marido, Antonio Muñoz Molina. El célebre escritor tiene depresión desde hace algo más de un año y está encontrado aquí, en su huerta, la calma y, paradójicamente, la compañía que le robaron las grandes ciudades en las que ha vivido a lo largo de toda su vida, empezando por Madrid y terminando por Nueva York, pasando por Lisboa.

Fue la propia Elvira quien le sugirió el trabajo en el campo como una terapia ocupacional y al parecer, acertó a la hora de recomendárselo. No en vano, llevan 35 años acompañándose el uno al otro. "Creo que esto es muy curativo, y también la cordialidad de la gente y el cariño que te manifiesta", cuenta la novelista en este cuarto programa de la nueva temporada de Salvados.

Antonio reflexiona sobre estas palabras de su mujer: "Nosotros hemos vivido en mundos en los que todo el mundo está tan encerrado en sí mismo y en lo suyo que puedes pasarte años yendo al mismo sitio y nadie te recuerda ni te reconoce. Y eso, a la larga, es muy dañino. Eso tiene un efecto".

El individualismo radical del capitalismo

Cosas tan cotidianas como recibir un saludo cuando se usa el ascensor pueden llegar a marcar la diferencia para alguna persona que esté al borde del abismo, cree Muñoz Molina. Y es que, para él, "detrás de todo esto está el gran embuste del individualismo radical que el capitalismo nos ha metido en la sangre".

"Lo que estás diciendo es que la base de la tranquilidad la aprendes de muy pequeño, y más si has vivido en el campo", destaca Gonzo. Las palabras mágicas son sencillas: "Hola, buenas tardes, estoy aquí, soy tu vecino", refiere el periodista. Lo esencial es "sentir que eres alguien en una comunidad".

Antonio lo tiene claro: "son necesidades primarias del ser humano". La ciencia confirma la teoría del escritor, ya que, tal y como él refiere, "el índice de mortalidad de la gente que no tiene relaciones sociales es mucho más alto". Pero la presencia virtual, a su juicio, no es suficiente. "Necesitamos el tacto, la presencia física del otro", sentencia.

El poder curativo de los conocidos

"Yo siempre he creído en el poder curativo de los conocidos. No tienes que tener tantos amigos, sino una sociedad de conocidos, una comunidad", reflexiona en este punto Elvira Lindo. "No todo el mundo es amigo íntimo, ni tienes tantos amigos de verdad. Lo importante es que la comunidad funcione. Eso es fundamental", añade.

"Ese mundo en el que nosotros vivimos, de fantasmagorías digitales, en el que todo consiste en hacer así con el dedo en una pantalla, estar jorobado y deslizar el dedo... Eso enferma. Y no solo a personas con propensiones a la dolencia mental, sino que enferma colectivamente. Yo creo que es una enfermedad colectiva", concluye quien fuera director del Instituto Cervantes en Nueva York desde la huerta del pueblo de Valencia que le ha devuelto la serenidad.

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