"No me pienso marchar"

El "momento difícil" que atraviesa Elvira Lindo: "Pienso en que me podría tirar de aquí, pero luego siempre hay algo que me hace seguir"

Tras conversar junto a Antonio Muñoz Molina acerca de su depresión, Gonzo y Elvira Lindo emprenden el camino que les lleva a la cumbre de la montaña de Ademuz y al final de esta entrevista en Salvados. "Elvira, ¿y tú cómo estás?".

El "momento difícil" que atraviesa Elvira Lindo: "Pienso en que me podría tirar de aquí, pero luego siempre hay algo que me hace seguir"

"Elvira, ¿y tú cómo estás?". Es la pregunta más sencilla que le ha hecho Gonzo en toda esta entrevista que Elvira Lindo nos brinda en este cuarto programa de Salvados de la nueva temporada, pero quizá, también la más difícil de contestar para ella. Hasta ahora, la escritora ha recorrido Ademuz, el pueblo natal de su madre que ahora se ha convertido en su refugio, y viajado por su infancia llevando de la mano al periodista.

Por supuesto, también ha hecho balance de su vida profesional, del día en que Pedro Sánchez le ofreció ser ministra de Cultura y de por qué lo rechazó. En su conversación tampoco se ha quedado atrás su reflexión acerca de su maternidad a los 22 años en los ochenta y, de nuevo en el presente se ha encontrado con su pareja, Antonio Muñoz Molina, el célebre escritor miembro de la Real Academia Española que llegó a ser director del Instituto Cervantes de Nueva York.

Con él han charlado acerca de la calma y la paz que les produce retirarse de cuando en cuando -cada vez más a menudo- a este rincón de la España vaciada poblado por apenas mil habitantes. Mil habitantes que dan la compañía, comprensión y calidez que no regalan los 3 millones y medio de personas que abarrotan Madrid. El huerto del novelista es su terapia ocupacional, un tratamiento para la depresión que se le ocurrió a la propia Elvira, quien lleva acompañándole durante todo este complicado año con paciencia, sabiduría y amor.

"Soy una superviviente. Soy una leona"

La entrevista se encamina hacia la cumbre, de manera literal y figurada, cuando Elvira y Gonzo dejan atrás a Antonio y parten para coronar la montaña de Ademuz. Y este es el momento en el que la pregunta aparece. "Yo soy muy fuerte, estoy bien. A veces un poco herida, porque creo que es un momento un poco difícil. Pero soy una superviviente. Soy una leona", dice con convencimiento.

"Y cuando haces la vista panorámica de tu vida, ¿piensas si alguna vez te has hecho daño a ti misma?", quiere saber el director de Salvados. Elvira asiente. "Sí, alguna vez, y mucho. Por ejemplo, cuando veo una altura así, pienso en momentos de desesperación. Soy impulsiva, y como las personas impulsivas, pienso: 'Me podría tirar'. Y luego siempre sale algo que me lleva a luchar y a seguir", dice con naturalidad.

Las rejas del piso de Nueva York

"En Nueva York conseguí que en un piso 25 me pusieran unas vallas en la ventana", dice de repente, sorprendiendo a Gonzo. "Las personas impulsivas tenemos que protegernos a veces de la enemiga que tenemos dentro. Nunca va a pasar nada, pero tienes miedo", se explica.

Hoy ya no tiene miedo de sí misma, ha "rebajado mucho esa impulsividad". "Y además, te voy a decir una cosa: yo vivo no solo para mí misma, yo vivo para proteger también a las personas que quiero. Entonces, no me pienso marchar", deja claro.

El futuro no le aterroriza tampoco. "Creo que podemos hacernos cargo de nuestras debilidades. Sí, podemos".

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