La industria textil es la segunda más contaminante del planeta: consume el equivalente a 32 millones de piscinas olímpicas de agua al año y produce 92 millones de toneladas de basura.
Además, cada vez compramos más ropa y nos dura menos: en los últimos 15 años se compra un 60% más de ropa y la utilizamos la mitad. De la ropa que se produce, solo se reutiliza el 20%.
De la que se deshecha, el 30% acaba en el mar en forma de microplásticos. Todo ello sin contar con la contaminación que se genera en el transporte de la fábrica a las tiendas.
¿Cuánto contamina cada prenda?
¿Cuánto contamina nuestro armario? En un solo lavado, de una chaqueta de poliéster se desprenderán más 500.000 micropartículas de plástico que pueden acabar en el mar. Por su parte, la piel sintética no es biodegradable: procede del petróleo y puede tardar 300 años en degradarse.
Para la fabricación de unas zapatillas de deporte se producen 10.000 gramos de CO2, el equivalente a tener encendida una bombillla de 100 vatios durante una semana entera.
Además, la producción de una prenda tan común como unos vaqueros azules supone emplear 8.000 litros de agua, 10 kilos de colorante y medio kilo de sustancias químicas, como el cloro.
El test de la sostenibilidad
¿Qué podemos hacer para tener un consumo de ropa más responsable? En primer lugar, es fundamental tener muy claro qué queremos comprar. Una vez lo sabemos, es aconsejable apostar por tejidos orgánicos, sostenibles, o procedentes de recursos renovables.
También es muy importante el lugar de producción: elegir moda de productores locales, además de contribuir a apoyar la economía local y a pequeñas empresas, tiene menos coste medioambiental en el transporte.
Otro indicativo de sostenibilidad que podemos buscar en las prendas es la certificación ambiental que incorporan algunas marcas, así como aquellas firmas que hacen sus prendas libres de tóxicos. Asimismo, es importante fijarnos en que el embalaje sea reciclado y/o reutilizable, evitando el plástico.
Ropa 'inteligente' para ayudar al medioambiente
Una buena opción para un consumo de moda más sostenible es optar por ropa elaborada con nuevos tejidos 'inteligentes', como el poliéster vegetal: una tela permeable pero que repele cualquier tipo de líquido, se mantiene seca y no se arruga.
Elaborado con materiales reciclables, es sin embargo flexible y no absorbe los olores, por lo que no es necesario lavarla; esto que permite ahorrar agua y aumenta su durabilidad.