Una web rusa ha publicado en directo la vida de miles de personas durante meses para demostrar que las webcams no son tan seguras como los fabricantes venden. Han cazado a personas leyendo tranquilamente en el salón, en la oficina, en el gimnasio y hasta con la casa desordenada.

La página web llegó a reproducir en streaming imágenes de 378 webcams ubicadas en España. Los informáticos pudieron acceder a ellas porque los dispositivos mantenían las contraseñas de fábrica.

Según ha alertado la agencia de protección de datos británica (ICO), la página recopila enlaces que dan acceso a cámaras en más de 250 países.

El responsable del organismo, Christopher Graham, lanzó a través de la cadena BBC una "advertencia general" a todos aquellos ciudadanos con cámaras de vigilancia conectadas a la red para que sean conscientes de que "hay gente ahí fuera que está husmeando" en sus imágenes.

Graham ha señalado que el contenido de esa páginas es ilegal en el Reino Unido y que el ICO trabajará con las autoridades rusas para tratar de cerrarla.