En más de mil folios de atestado, la Guardia Civil reunió pruebas que demostraban la apropiación indebida y el delito sexual de Florencio Garcés, el párroco de Borja. Según ha podido saber Más Vale Tarde, las presiones de la cúpula eclesiástica a la Fiscalía están detrás de la puesta en libertad del sacerdote.
Florencio Garcés ya está en la calle. Una semana después de su encarcelación, la jueza le deja libre con cargos. La decisión del obispo de Tarazona de no denunciar al párroco de Borja ha sido importante.
Pero tras la sorprendente decisión de la jueza se esconde un elemento clave. Según ha podido saber Más Vale Tarde, la jerarquía eclesiástica habría presionado a la Fiscalía General del Estado para que pidiera la libertad de Don Florencio. Y no solo eso, sino que habrían hecho lo propio con la Guardia Civil, a través del arzobispo castrense.
Sorprendentemente, Pilar Cuervo es ya la tercera fiscal que se ocupa del caso y su decisión de no pedir prisión para el párroco habría desencadenado su puesta en libertad. Mientras, hay cinco personas permanecen imputadas por extorsionar al cura con una supuesta foto.
La Guardia Civil da credibilidad al testimonio del supuesto amante del cura que no sólo habla de la foto, sino que en su declaración, a la que hemos tenido acceso, cuenta cosas como esta: "Los cinco imputados han conseguido comprarse un montón de vehículos, indentificando los siguientes turismos: Mercedes de color gris plateado (…) un Audi A6".
En atestado de más de 1.000 folios los agentes habrían encontrado fotografías de los miembros del clan haciendo ostentación mientras disfrutan de una mariscada o sosteniendo fajos de billetes, que en teoría les habría dado Florencio Garcés para comprar su silencio y evitar que la comprometida fotografía saliera a la luz.
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'MVT en acción' pilla 'in fraganti' a un joven dando patadas a un taxi por no dejarle cruzar el paso de cebra
El equipo de Más Vale Tarde, que acompañaba a la Policía Local de la ciudad, se encuentran 'in fraganti' a un joven que está dándole patadas a un taxi. Las da con tanta intensidad que le acaba haciendo un bollo al coche.