Que si arte, que si acciones, que si negocios inmobiliarios… Sabíamos que Bárcenas, el emprendedor, había invertido en todo lo invertible. Recordemos si no, el momento limones. Pero su "fiebre amarilla", fue más allá del mundo frutal.

Según desvela ‘Vozpopuli’, un diario uruguayo, estaría dando las claves a la justicia de aquel país para investigar los muchos negocios del extesorero, que podría haber invertido varios millones de euros en una empresa canadiense dedicada a la explotación de minas de oro en Alaska.

Eso sí Bárcenas habría borrado sus huellas... Más o menos. Según Sudestada, en el año 2009, Luis sacó tres millones de euros de sus cuentas de Lombard Odier y Dresdner Bank, en Suiza, y los transfirió a la sociedad Sinequanon, en Uruguay.

Desde ahí ese dinero volvió a fragmentarse. Dos millones acabaron en el Grupo sur de valores. El tercero, troceado en transferencias nunca superiores a los 300.000 euros, acabó en Lidmel. Una empresa en la que el 100 % de sus inversores, son también los accionistas de Ashborne, con sede en las Isla Vírgenes británicas.

Precisamente esa empresa, es la, en mayo de 2009, recién llegado el caso Gürtel, compra acciones de Silverado, la empresa que explotaba minas en Alaska. Tómense un par de segundos para verlo claro. ¿Ya? El recorrido del dinero es complicado, pero simplificando, Bárcenas sacó dinero de Suiza para invertirlo en minas de oros en Alaska. No son los únicos datos que tenemos del dinero Uruguayo del extesorero.

También hemos sabido que dividió los 680.000 euros que tenía en al país sudamericano, hasta en 23 trocitos que acabaron en 6 países, en empresas con necios tan dispares como la bisutería, los GPS, la maquinaria agrícola y las pantallas LED. Un dinero al que ahora persiguen Ruz y su homólogo uruguayo Néstor Valetti.