El cardenal Rouco Varela ha recibido la medalla de oro de la Comunidad de Madrid, junto con el Museo del Prado. Porque salvando lo de los amoríos, Monseñor Rouco tiene su caché.

Hoy le han puesto hasta Medalla de Oro. Sin alharacas, verán que ni sus fans directos le han hecho la ola, pero aun así a sus 77 años se ha llevado el máximo galardón de la Comunidad de Madrid.

Según las cuentas, más de tres millones a día de hoy. Ahí es nada. Todos, según el presidente regional, fieles seguidores de Monseñor más allá de sus creencias.

Muy a la altura, ya ven, de un Estado aconfesional y justo 206 años después del levantamiento de los madrileños por su libertad, el Oro se lo lleva él. Como muestra de su oratoria, para todos, la última gran homilía de Arzobispado de Madrid.

Le premian también por su constante preocupación por el bien común. Así es Rouco, cuando no alerta de una nueva guerra civil, recupera conspiranoias pasadas.

Y poco le importa el acto. Qué mejor sitio que en su territorio, en pleno centro de Madrid y ante más de un millón de jóvenes en la JMJ para hacer gala, como dice Ignacio González, de su talla intelectual y moral.

Así y todo hemos querido comprobar de primera mano, si los madrileños creen que Rouco se merecía tanto reconocimiento. Pues verán, con éste cumple 20 años en su diócesis de Madrid. Y los hay que sí, le tienen controladísimo. Innegable es su capacidad de despertar pasiones de todo tipo.

Tan conocido es fuera de su territorio arzobispal que hasta la Comunidad de Madrid destaca en su Twitter que ya de paso le premian por sus 12 años como gran jefe de los obispos. A lo grande. Medalla a la altura de un estado aconfesional, será.