El 17 de septiembre de 2012, Esperanza Aguirre se apartaba emocionada de la primera línea de la política. Los rumores sobre sus motivos se dispararon.
Cuatro meses después, el 14 de enero de 2013, ficha por 'Seeliger y Conde', una empresa catalana de cazatalentos. "Quiero fichar líderes para mi empresa, y realmente me parece que el liderazgo de Esperanza está fuera de toda duda" decía el presidente de la compañía, Luis Conde.
Semanas después, con el escándalo de los sobresueldos en B del Partido Popular y los papeles de Bárcenas, Esperanza volvía a reaparecer concediendo 9 entrevistas en una semana. La expresidenta atrae todas las miradas, ya que algunos le acusan de filtrar el caso de los sobresueldos del extesorero popular. "Me parece una broma, que quiere que le diga. Pues claro que hay muchos compañeros suyos que les da mucho pábulo (…) mire que los chivos expiatorios gustan mucho y yo debo ser un chivo fantástico."
Con la tensión al máximo, Aguirre decide tomarse una semana de vacaciones. Pero es bajar del avión y vuelve de nuevo: "ya, ya... tengo cara de chivo expiatorio".
Desde entonces, las intervenciones son constantes. La primera, para aconsejar a su partido aires nuevos y presentarse como candidata a la “regeneración democrática que España necesita”.
La segunda, haciendo de justiciera con Ana Mato y su confeti presuntamente 'made in Gürtel'. Criticó abiertamente la gestión del Caso Bárcenas, y de puertas hacia dentro, la expresidenta de la capital dijo que ella “ya hubiera destituido a Ana Mato por su relación con la trama Gürtel”.
Nadie se libra de las puyas de Esperanza excepto Ignacio González, su protegido, cuyo ático vuelve a las portadas. “Por Ignacio González claro que pongo la mano en el fuego”.
A Rajoy le recomienda severidad. El 12 de febrero, ante los miembros del Comité Regional del PP de Madrid, hablando sobre los casos de corrupción, Aguirre señala al presidente del partido, que “ha empeñado nada menos que su palabra en este asunto, con todo lo que esto implica y significa (…), la respuesta ante las denuncias de los casos probados de corrupción tiene que ser inmediata y tajante".
Allí por donde pasa, Esperanza genera polémica.
Aplaudió a Maria Dolores de Cospedal cuando comparó los escraches con el nazismo en su blog, donde se refería a los participantes en los escraches como “unos energúmenos que son simples epígonos de las juventudes hitlerianas o las patrullas castristas, imitadores del matonismo de los seguidores de ETA en el País Vasco".
Posteriormente, después de asistir al funeral de su admirada Margaret Tatcher, se centra en la crisis. “No es posible que esta crisis afecte al empleo como lo hace. Mi punto de vista es que hemos hecho una reforma laboral pero que hay que seguir por ese camino".
Y vuelve la crítica a la gestión de Rajoy. A través de su blog, en el que censura al presidente del Gobierno por subir impuestos en lugar de afrontar una reforma en profundidad de la Administración; y en la Cadena COPE, donde afirmaba que "lo peor pues es que los ciudadanos caigan en la tentación de creer que no hay ninguna alternativa posible para salir del hoy en la que está sumida la economía española, y es lo peor porque si que hay alternativa, en el espíritu y la letra del programa electoral con el que el PP se presentó a las elecciones en noviembre de 2011".
Esperanza Aguirre ha vuelto. La pregunta es dónde quiere llegar y qué obstáculos se encontrará por el camino.
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